Un control alimenticio y el ejercicio te beneficiarán.
Desde hace tiempo se viene hablando de la necesidad de anticiparnos a las enfermedades propias de la edad mediante el conocimiento de nuestro estado de salud, hábitos y antecedentes.
Modificar hábitos del día a día para lograr un envejecimiento de calidad es un abordaje médico que cuenta ya con años de trayectoria e investigación médica en Estados Unidos. Por ejemplo, el American College of Lifestyle Medicine cuenta con numerosos estudios que avalan los beneficios de optar por un estilo de vida más saludable.
Hábitos
Los factores que pueden afectar positiva o negativamente nuestra salud y que se abordan en la Unidad de Medicina del Estilo de Vida son fundamentalmente seis: el sueño, la alimentación, el sedentarismo, el estrés, las sustancias tóxicas y las relaciones interpersonales.
Sueño
Dormir poco o mal puede ocasionarnos problemas de salud como tensión alta, sobrepeso, obesidad, estrés, aumento del riesgo de eventos cardiovasculares como infartos o accidentes cerebrovasculares, entre otros. Algunas pautas generales con las que abordar este problema pasan por crear y mantener una rutina del sueño.
Alimentación
Comer mal incrementa la reacción inflamatoria en el organismo, la tensión alta, el riesgo de enfermedades cardiovasculares y puede aumentar el riesgo de cáncer, especialmente por el consumo de productos ultraprocesados. Por ejemplo, si se sufre de hígado graso, se restringen los hidratos de carbono; o en el caso de tensión alta, se recomendará consumir al menos las cinco raciones de fruta y verdura diaria y reducir la proteína animal.
Actividad física
Un paciente muy inactivo es el que pasa más de nueve horas sentado al día, por lo que se puede tener una vida sedentaria aunque se practique deporte una hora al día. Esta falta de actividad puede derivar en tensión alta, enfermedad cardiovascular u osteoporosis. Este plan se puede completar con las pautas específicas de un entrenador. Por ejemplo, en el caso de las mujeres será muy importante el entrenamiento de fuerza para prevenir la osteoporosis.
Estrés
Es uno de los problemas más frecuentes hoy en día. Puede producir o incrementar la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, tensión alta y neoplasias. También se le suma la ansiedad y depresión. Para manejar el estrés hay un factor importante: aprender a identificar los síntomas. A veces el paciente puede pensar que las palpitaciones, los dolores torácicos, la falta de aire, los temblores o las taquicardias significan un problema en su corazón o pulmones. Por eso se le realiza una valoración clínica, para descartar patologías orgánicas cardiovasculares, pulmonares o de otra etiología anatómica.
Sustancias tóxicas
El alcohol hay que moderarlo en la mayor medida posible: aunque no suele ser percibido como un problema importante porque está muy aceptado socialmente, genera enfermedades realmente graves. En el caso del tabaco, la única solución es erradicarlo. La dependencia del fumador es física y psicológica. Ambos aspectos se abordan en esta unidad, a veces con pequeños, pero efectivos cambios. Por ejemplo, en lugar de salir a fumar en los ratos libres a unos metros del lugar de trabajo, el objetivo será hacerlo a dos manzanas de distancia.
Relaciones interpersonales
Dentro de todos los pilares, este es el que más marca la diferencia en la vida de las personas. Algunas herramientas que se pueden poner en marcha son encontrar a gente con la que compartamos gustos y aficiones, buscando espacios donde podamos conectar. También se puede recomendar terapia de pareja o individual.