De cosas varias. Los ninis se resisten

El 10 de Enero de 2019 arrancó uno de los programas federales más ambiciosos de la Secretaría del Trabajo que lleva por nombre hasta la fecha ‘Jóvenes construyendo el futuro’, el cual, según la descripción de su página oficial dicta que es ‘un programa que vincula a personas de entre 18 y 29 años de edad, que no estudian y no trabajan, con empresas, talleres, instituciones o negocios donde desarrollan o fortalecen hábitos laborales y competencias técnicas para incrementar sus posibilidades de empleabilidad a futuro’. Que traducido al cristiano dice algo así como: ‘Programa que apoyará económicamente a los ninis para que dejen de serlo, a cambio de trabajar unas horas a la semana’’.

El planteamiento parecía adecuado, jóvenes sin estar estudiando y sin empleo tendrían la oportunidad de laborar, capacitarse, acumular experiencia y además obtener un beneficio económico de ello en empresas establecidas así como en pequeños negocios en vías de expansión. En la contraparte, para las empresas resultaba bastante atractiva la propuesta de contar con empleados que no pagarían ‘de sus bolsillos’, sino los de la federación ya sea para incrementar su producción o para ahorrar algo en sus nóminas.

El programa llama ‘capacitación’ a este intercambio jóven-empresa, la cual puede durar hasta un año recibiendo un apoyo mensual de $ 4,310.00 pesos además de seguro médico contra enfermedades, maternidad y riesgos de trabajo. Es decir, la empresa no tiene qué preocuparse de nada más que de ‘capacitar’ a los jóvenes inscritos que el gobierno les canalice y obtener un beneficio productivo y/o de mano de obra al instante.

Todo parece miel sobre hojuelas hasta que vemos los resultados del programa, pero peor aún cuando revisamos los índices en la falta de interés de los ninis por salir adelante y pertenecer a una fuente de trabajo que en un futuro puede contratarlos o simplemente tener la tan exigida y absurda experiencia que en la mayoría de los trabajos se pide a los recién egresados de cualquier carrera técnica o profesional, sino que además les paguen por ello.

El programa pretendía ayudar a 2.6 millones de jóvenes en todo el país, sin embargo la realidad al día de hoy es que tan sólo están inscritos 385,168 ‘aprendices’, es decir el 14.8% de lo previsto, pero esto apenas comienza: el panorama a nivel Estado es aún más desalentador, ya que de las 361,251 centros de trabajo a nivel nacional inscritos para recibir mano de obra, sólo 3,186 (menos del 1%) se encuentran en Coahuila y aquí no acaba la cosa, dentro de ese universo existen sólamente 2,540 jóvenes inscritos y si queremos ahondar aún más en el tema, son tan sólo 142 Monclovenses los que hacen el 5.6% del total estatal, lo cual deja al municipio muy mal parado frente a los 526 de Saltillo y 504 de Torreón.

El panorama se repite en toda la zona norte del país por alguna razón que se me escapa de las presentes líneas, siendo todos los estados del sur quienes hacen la mayor suma de inscritos. ¿Será que ha faltado difusión al programa en esta zona? ¿Será que los estados del norte no tienen tanta necesidad y todos contamos con trabajo? ¿O será que de plano los ninis del norte son más valemadristas que los del sur? Está de pensarse.

 

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