Madres de familia enfrentan el reto de tener un hijo autista

Es difícil escuchar el diagnóstico, pero su fortaleza y el apoyo de la familia las ayudan a salir adelante

“Mi hijo estaba en el kínder cuando nos enteramos de que tenía autismo. Fue por unas maestras que se dieron cuenta de ciertas acciones que hacía, como ordenar las cosas por color, por tamaño, por tipo. Se desesperaba cuando las movían. Fuimos con el neurólogo, y con un psicológico, quienes determinaron que tenía espectro autismo, además de déficit de atención e hiperactividad”, compartió Guadalupe Pérez Vázquez, madre de Benjamín.

El autismo es un trastorno neuropsiquiátrico, que generalmente se manifiesta durante los tres primeros años de vida. Se caracteriza principalmente por el aislamiento social, dificultades en el lenguaje para comunicarse o patrones particulares de conducta, es decir, gestos o expresiones que se repiten. En México, 1 de cada 115 niños nacen con esta condición.

 

Temor

Guadalupe dijo que se enteró de la condición de su hijo cuando él tenía cuatro años de edad. Hubo temor al no saber de qué se trataba, porque no se conocen con precisión las causas. El apoyo de su familia ha sido importante en el proceso de atención.

“No hay estudios ni teorías sobre la condición, no hay nada que diga lo que la genera. Simplemente es algo que afecta la red neuronal. Lo difícil fue cuando dejó de hablar un tiempo. Todo lo indicaba con sonidos o señalaba lo que quería. Por el comportamiento, las crisis, la hiperactividad que no lo dejaba estar quieto en el salón de clases, muchas veces tuve que desocuparme de mi trabajo para estar con él. Afortunadamente nunca he dejado de tener el apoyo de mi familia”, expresó.

Benjamín cumplirá 15 años en el mes de noviembre. Con el tratamiento recibido a lo largo de estos años, ha logrado avanzar 90 por ciento. Su lenguaje es fluido y, aunque le cuesta trabajo, sigue reglas tanto en casa como en la escuela. No obstante, todavía le es difícil socializar porque, a diferencia de otros niños de su edad, se interesa por otros temas o actividades, no tan comunes. 

 

Dificultad

Erika González, madre de Jesús Leonardo, de seis años, compartió que su hijo tiene rasgos del trastorno espectro autista. Hace tres años que recibió el diagnóstico y fue un momento difícil.

“Las maestras de la guardería se dieron cuenta de que el niño no hablaba bien, no tenía expresiones. Siempre estaba enojado y no le gustaba socializar. Eso les empezó a preocupar y fue cuando decidí llevarlo a terapias de lenguaje. Comenzó a recibir tratamiento a base de vitaminas y la rutina de ejercicios que le dieron fue de mucho apoyo para él”, detalló.

Comentó que ahora, después de la atención con especialistas, Leonardo lee, escribe, hace sumas, restas, multiplicaciones y desarrolla actividades de un niño de mayor edad.

 

Logros

Graciela Ramírez, madre de Rubén, afirmó que tener un niño autista ha sido un gran reto en su vida. Al principio no lograba asimilar la situación, sin embargo, con el apoyo de sus familiares logró sacar adelante a su hijo, que hoy tiene ocho años.

“Yo me enteré cuando el niño apenas iba a cumplir tres años. Veía que no hablaba, no quería jugar con otros niños, le molestaba mucho el ruido. Me recomendaron llevarlo con un neurólogo. Afortunadamente no es un alto grado de autismo, ya son muy pocos los rasgos que le quedan. Mi niño ha tenido muchos logros”, aseguró.

 

Genética

Elizabeth Mendoza, quien brinda atención a niños especiales, señaló que no se conocen a ciencia cierta las causas del autismo, pero se cree que es un factor genético. Existen genes relacionados con el desarrollo del autismo y estudios que demuestran que tienen irregularidades en varias regiones del cerebro.

 

“Hay alteraciones en la secuencia y en el ritmo de desarrollo motor social, adaptativo y cognitivo. Además de perturbaciones en las respuestas a estímulos sensoriales, la persona con autismo se limita en sus interacciones personales y tiene dificultades para socializar, por eso necesita un tratamiento profesional”, explicó.

Destacó que en 90 por ciento de los niños que padecen trastorno del espectro autista la causa no es demostrable. Es por ello que la intervención temprana o tratamiento oportuno en el niño autista puede mejorar de manera considerable el desarrollo del menor y su calidad de vida.

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