Enfrenta a Brasil a las tres de la mañana del martes
Tokio, Japón. México está a un paso de la gloria olímpica en Tokio 2020. Las medallas están más cerca que nunca, se ven en el horizonte y subirse al podio es el objetivo principal. Del Tricolor depende completamente cuál presea brillante traerá a nuestro país colgada del cuello. Si quiere oro o plata, el reto ya está lanzado. Brasil se ha cruzado en el camino del director técnico Jaime Lozano y compañía en las semifinales del certamen, pero eso será sólo una motivación extra. En el jugador mexicano no hay miedo, tampoco pánico, pero sí una esperanza de lograr cosas grandes y trascender en tierras niponas sobre uno de los favoritos y serios candidatos de siempre en cualquier torneo donde se encuentre.
Enfrentar a una potencia como la sudamericana luce complicado, sobre todo por el buen nivel que ha mostrado Richarlison. El centro delantero del Everton es el líder de goleo con cinco tantos. En fase de grupos le anotó tres a Alemania y otro par a Arabia Saudí. En cuartos se fue en blanco, pero dio la asistencia para el gol que eliminó a Egipto y no querrá irse sin festejo ante Guillermo Ochoa, sin embargo, Memo está más que preparado.
Los nuestros no se quedan atrás. Henry Martín y Sebastián Córdova son los goleadores principales. Los americanistas han festejado en seis ocasiones, tres cada uno. En ellos principalmente está depositada la ilusión de algo más y de no irse con las manos vacías de Tokio. En el estadio de Kashima desean marcar otra vez.
El historial beneficia a México de forma rotunda. Cuando se tiene enfrente a los brasileños, regularmente existe alegría y satisfacción. Lo ha hecho en Copa Confederaciones, Copa Oro, Final Sub-17 y hasta en Olímpicos. En Londres 2012, los tricolores alzaron el oro sobre su rival en turno. Los recuerdos son bastante gratos. La confianza y el ánimo están por los cielos. Hay razones para creer que en esta madrugada, los pupilos del Jimmy saldrán airosos una vez más.