Los telespectadores franceses todavía no saben si dentro de 10 días podrán ver por televisión la totalidad de los partidos de la primera jornada de la liga, ante los conflictos sobre la retransmisión que todavía persisten.
El último capítulo es que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) denunció este martes ante la justicia a BeIn Sports, que tiene los derechos de dos de esos partidos, mientras que el canal catarí hizo lo mismo con la patronal de los clubes.
Como telón de fondo, el contrato firmado en 2018, que iba a colocar al fútbol francés a la altura de los principales campeonatos europeos, pero que no deja de dar dolores de cabeza.
Primero fue la española Mediapro, que había adquirido el 80 % de esos derechos por casi 900 millones de euros, pero que posteriormente decidió retirarse al considerar imposible rentabilizarlo, en buena medida por causa de la pandemia.
Del resto de los partidos, BeIn se había hecho con dos, uno el sábado y otro el domingo, por 332 millones de euros anuales, contrato que posteriormente subcontrató a Canal+ por el mismo precio.
Esta segunda cadena, que retransmitió el fútbol la pasada temporada tras la retirada de Mediapro, decidió no seguir adelante con ese contrato en la próxima, lo que le generó un conflicto legal con BeIn Sports.
La LFP, por su parte, exige el pago de esa parte del contrato, cuyo primer plazo, de unos 68 millones, debe llegar el próximo día 5 de agosto.
Tanto Canal+ como BeIn Sports consideran el precio de ese contrato desorbitado, sobre todo después de que la LFP se viera obligada a buscar un nuevo difusor, Amazon, que ha pagado 250 millones de euros anuales por el 80 % del contrato que dejó vacante Mediapro.
En caso de que no se resuelvan estos asuntos de forma rápida, esos dos partidos podrían no ser retransmitidos en Francia, y ese dinero no llegaría a la LFP y a los clubes franceses, varios de los cuales están en una grave situación económica.