"Urgimos calma y apoyamos los esfuerzos tunecinos para avanzar en línea con los principios democráticos", manifestó Psaki.
Washington,- Estados Unidos aún no ha determinado si la decisión la pasada noche del presidente tunecino, Kais Said, de disolver el Parlamento y cesar al primer ministro, Hichem Mechichi, supone un golpe de Estado, como reclaman los principales partidos tunecinos.
Mientras Washington analiza los hechos, la Casa Blanca urgió este lunes a la "calma" para resolver la crisis en el país.
En una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que Washington está "preocupado" por lo ocurrido en Túnez y dijo que funcionarios de alto rango de la Casa Blanca y del Departamento de Estado están en contacto con líderes tunecinos para "saber más sobre la situación".
"Urgimos calma y apoyamos los esfuerzos tunecinos para avanzar en línea con los principios democráticos", manifestó Psaki.
Explicó, además, que el Departamento de Estado está haciendo un análisis para determinar si se ha producido un golpe de Estado y enfatizó que "no hay una conclusión en ese frente".
El presidente tunecino anunció este domingo el cese del primer ministro, Hichem Mechichi, y la suspensión del Parlamento durante 30 días así como la retirada con efecto inmediato de la inmunidad parlamentaria de todos los diputados "para recuperar la paz social y salvar al Estado y la sociedad".
Said aseguró hacer uso del artículo 80 de la Constitución que le otorga el poder de tomar "medidas excepcionales" ante un "peligro inminente" tras consultar con el jefe de Gobierno y el presidente del Parlamento.
Túnez inició su transición democrática en 2011 con la llamada "Revolución de los Jazmines", que puso fin a dos décadas de la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali, y durante la cual se han sucedido un total de diez gobiernos que han agravado todavía más la crisis económica y social.