Es el mejor producto para consumirse en esta temporada de calor por su sabor y duración.
En una temporada donde la conservación de productos frescos es una dificultad permanente para la realización de comidas tradicionales, el chile seco es una opción para dar sabor sin que el calor lo eche a perder.
Diana Laura Luciano Méndez es una vendedora local que desde la zona centro de Monclova oferta sus productos traídos desde el vecino estado de San Luis Potosí. Entre sus clientes tiene a personas que quieren conservar sus alimentos en buen estado sin sacrificar el sabor. Y así ha sido desde que se instaló en esta esquina de la ciudad, donde son cada vez más las personas que gustan de estos productos picantes, pero deliciosos. Según comentó, los chiles que más se venden son el cascabel y el pisado, que son ideales para una buena carne asada, el chorizo y la barbacoa. En un solo día los clientes pueden llevarse entre 5 y 7 kilos. Otros de los productos más buscados por los comensales son el chile morita y el chile de árbol; este último es ideas para elaborar salsas con las cuales acompañar los alimentos.
Aman el picante
“Esta es una buena zona porque les encantan las salsas que piquen. La razón principal por la que la gente busca el chile seco, además del sabor, es porque dura más, ya que con los calores que se vienen el producto fresco se echa a perder muy rápido. Tú lo puedes dejar en la misma bolsa en la que los compraste y se conservan porque ya están secos”, explicó Diana Laura.
El producto que más se vende es el chile pisado, de 5 a 7 kilos diarios, ya que se se emplea para hacer chorizo. “El chile colorado es utilizado para los asados, como un banquete para bodas, quince años y bautizos, o incluso para una cena en familia donde no falta la excusa para celebrar. Pero también para las personas que quieren crear recetas nuevas”, mencionó Laura Luciano.
A pesar de que los productos frescos son esenciales para la buena cocina, la realidad es que el chile seco se presenta como la mejor opción para brindar sabor por más tiempo en los cálidos hogares de las familias monclovenses.