Marin señaló por último que el miedo a la represión ha llevado a decenas de miles de bielorrusos a huir al extranjero.
Ginebra,- La represión de las libertades fundamentales en Bielorrusia, que no ha hecho sino aumentar tras las protestas postelectorales de agosto de 2020, afecta de forma sin precedentes "a absolutamente toda la población", denunció hoy la relatora de la ONU para ese país, Anaïs Marin.
"Ninguna generación o categoría social está a salvo, y se ven afectados desde médicos hasta maestros, estudiantes, jubilados, obreros, empresarios, informáticos, blogueros, artistas u organizaciones benéficas", señaló la relatora en su informe actualizado ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Marin denunció que más de 35.000 personas han sido detenidas arbitrariamente este año por haber intentado ejercer su derecho a la libertad de reunión pacífica, o expresar su solidaridad con las víctimas de abusos.
También denunció las represalias contra personas cercanas a estos detenidos, incluyendo "padres, hijos, vecinos y colegas de trabajo", quienes, afirmó, también han sido víctimas de encarcelamientos, chantajes y otro tipo de presiones.
Todo ello, resumió Marin, constituye "un ataque en regla contra la sociedad civil en su totalidad", que ya no sólo afecta a habituales víctimas de anteriores olas de represión, tales como opositores políticos, periodistas y defensores de los derechos humanos.
La relatora de la ONU para Bielorrusia recordó, citando datos de grupos de derechos humanos del país, que hay todavía unos 530 prisioneros de conciencia, encarcelados por sus opiniones o actividades políticas, "una cifra diez veces mayor a la de la anterior crisis postelectoral, ocurrida en 2011".
Marin también habló de un "recurso casi sistemático a la tortura y otros tratamientos degradantes" contra los detenidos, que han sufrido miles de personas a manos de las fuerzas del orden.
Lamentó por otro lado la "impunidad persistente" de todos estos abusos, en un momento en el que el sistema judicial bielorruso no ha emprendido ninguna investigación de las denuncias de violaciones de derechos humanos.
Marin señaló por último que el miedo a la represión ha llevado a decenas de miles de bielorrusos a huir al extranjero, aunque el reciente incidente del avión desviado irregularmente a Minsk para que un periodista opositor fuera detenido "ha dado a los opositores la impresión de que no están seguros en ninguna parte".