En una humilde casa construida con láminas de zinc y tablones de madera, docenas de personas despiden a los adolescentes.
Habitantes del municipio de Amatlán, en la zona montañosa de Veracruz, tuvieron dos frentes: por un lado velaron a los dos niños asesinados en un supuesto fuego cruzado y, por el otro, realizan protestas y bloqueos para exigir justicia.
La muerte de los primos Jonathan y Eduardo, de 13 y 14 años, respectivamente, en un tiroteo entre agentes de la Fuerza Civil y presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), dejó tristeza y enojo en la comunidad.
La carretera Córdoba-Cuichapa continúa cerrada a la circulación por vecinos, quienes exigen justicia por el asesinato de los dos menores, abatidos el viernes mientras lavaban una camioneta. Ayer, el bloqueo se extendió hasta el entronque que conecta la carretera principal con la autopista Puebla-Veracruz.
La despedida
En una humilde casa construida con láminas de zinc y tablones de madera, docenas de personas despiden a los adolescentes que yacen en féretros blancos.
Los recuerdos llegan a las madres que lucen destrozadas anímicamente, quienes horas antes del tiroteo habían felicitado a sus hijos por sus excelentes calificaciones en la secundaria y les permitieron salir a lavar una camioneta a unas cuadras de su vivienda para ganarse unos pesos y ayudar a la familia.
Jonathan recibió tres impactos de bala y a Eduardo le dispararon en dos ocasiones, afirman los deudos: "Ellos no se merecían que los mataran así; por unos cuantos pesos los mataron", solloza la madre de Jonathan.Los féretros lucen adornados con veladoras y flores, que contrastan con las caras de tristeza y el llanto de los vecinos y familia: "Eran unos niños que estudiaban, llegamos y les dijimos que habían salido bien y hasta se emocionaron", rompe en llanto la mujer.