Las negociaciones, según los rebeldes, deben estar enmarcadas en los parámetros de la Constitución y, por tanto, el poder democrático del Gobierno de Tigray debe restaurarse.
Adís Abeba,- Las fuerzas rebeldes de Tigray anunciaron hoy que aceptarían el alto el fuego declarado unilateralmente el pasado lunes por el Gobierno federal de Etiopía siempre y cuando se respeten una batería de condiciones y se asegure que no va a haber una "segunda ronda de invasiones".
"Aceptamos el alto el fuego en principio. Sin embargo, antes de formalizar un alto el fuego, los siguientes problemas espinosos deben ser resueltos", indicó este domingo el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) en un comunicado donde expuso sus términos para negociar con el Ejecutivo del primer ministro etíope, Abiy Ahmed.
El mensaje, que fue difundido por el dirigente del comité ejecutivo del FPLT Getachew Reda (asesor del derrocado presidente de Tigray, Debretsion Gebremichael), recoge condiciones como la retirada de las "fuerzas invasoras" de Tigray (en concreto, las de la vecina región de Amhara y las procedentes de Eritrea).
Se reclama, igualmente, que tanto Abiy y el presidente eritreo, Isaías Afewerki, respondan por los "horribles crímenes" cometidos contra el pueblo de Tigray -tales como "genocidio", "limpieza étnica" y uso del "hambre como instrumento de guerra"- y que haya una investigación independiente al respecto por parte de las Naciones Unidas.
También se exige que se garantice el paso de la ayuda humanitaria y el acceso a los servicios básicos para la población, como la electricidad, la banca, el transporte o las telecomunicaciones, entre otros.
Las negociaciones, según los rebeldes, deben estar enmarcadas en los parámetros de la Constitución y, por tanto, el poder democrático del Gobierno de Tigray debe restaurarse.
El FPLT, asimismo, pone en cuestión los motivos humanitarios de Abiy en la declaración del alto el fuego y le acusan de querer "embaucar" a la comunidad internacional para ser visto como un "agente de la paz".
EL CONFLICTO DE TIGRAY
La crisis en Tigray se inició cuando el Gobierno federal lanzó una ofensiva el pasado 4 de noviembre contra el FPLT, partido gobernante en la región hasta entonces, tras una escalada de tensiones y en represalia por una agresión previa de fuerzas tigriñas a una base del Ejército federal.
El pasado lunes, el Ejecutivo central etíope declaró un "alto el fuego unilateral humanitario" en la región norteña, después de que la administración interina regional -designada por el propio Gobierno federal- solicitara un cese de las hostilidades.
Pero aunque el Ejército etíope se retiró de varias ciudades que fueron tomadas por el FPLT -integrado en las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT)-, las fuerzas de la vecina región de Amhara, aliadas del Gobierno central, que han anexionado de facto el oeste de la región norteña y expulsado a los tigriñas, siguen sin moverse.
Desde el comienzo del conflicto miles de personas han muerto, cerca de dos millones se han visto desplazadas internamente en la región y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
Este mismo viernes, la ONU alertó del deterioro "dramático" de la situación humanitaria en la región, ya que hay unas 400.000 personas en condiciones de hambruna y otros 1,8 millones al borde de ella.