La responsable de la ONU recordó que esta violencia sexual puede suponer violaciones de la ley penal internacional para aquellos que la cometen, la ordenan o la permiten.
Naciones Unidas,- La ONU denunció este viernes los supuestos casos de violencia sexual cometidos por miembros del Ejército birmano contra mujeres detenidas en el país y exigió que se permita su investigación.
“Los informes de violencia sexual que están surgiendo en lugares de detención son muy preocupantes”, señaló en un comunicado la representante especial de Naciones Unidas para la Violencia Sexual en Conflictos, Pramila Patten.
“Llamo a terminar con todas las formas de violencia contra las mujeres, así como a ofrecer un acceso sin impedimentos para investigar independientemente estos supuestos informes”, añadió.
En los últimos meses han surgido en Birmania repetidas denuncias de que la junta militar de Birmania usa la violencia sexual contra las mujeres que apoyan el movimiento de oposición al golpe de Estado del pasado 1 de febrero.
En abril, una ONG birmana lanzó una campaña para llamar la atención sobre el problema, que según aseguraban se ha disparado por la represión y el clima de impunidad con el que operan las fuerzas de seguridad desde el golpe de Estado.
Según Patten, las informaciones sobre asaltos sexuales, torturas y abusos físicos y verbales se han convertido “en una alarmante parte de la vida diaria” en Birmania.
La responsable de la ONU recordó que esta violencia sexual puede suponer violaciones de la ley penal internacional para aquellos que la cometen, la ordenan o la permiten.
Patten recordó además que desde hace años hay documentados patrones de violencia sexual contra mujeres de minorías étnicas y religiosas por parte de militares birmanos, que llevaron a la ONU a incluir al Ejército en una especie de lista negra con la que denuncia este tipo de crímenes.
Al menos 880 personas han muerto y más de 6.000 han sido detenidas de forma arbitraria desde el golpe por las fuerzas de la junta militar que han usado armamento militar para reprimir violentamente protestas pacíficas, según las cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
El Ejército justifica su alzamiento por un supuesto fraude en las elecciones legislativas del pasado noviembre, avaladas por la comunidad internacional y en las que el partido de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi obtuvo una abrumadora mayoría.