No supo explicar su procedencia.
Elementos de la Policía Municipal daban un rondín por calles de la colonia Guerrero, cuando vieron a un sujeto que iba sudando la gota gorda cargando un aparato de aire húmedo.
Los oficiales lo abordaron y solo les dijo que se llamaba Catarino N, pero no supo explicar de dónde había sacado el abanico, pues estaba aferrado a que era de él.
Al cuestionarlo los elementos, Alfredo N empezó a caer en contradicciones por lo que optaron por llevarlo detenido a la comandancia municipal, en la espera de que el dueño del abanico lo reclamara y acreditara su propiedad.
Al ser presentado ante el Juez Calificador en turno dijo que tenía su domicilio en la colonia La Ribera y que él ya iba para su casa a dormir, que el abanico no era de él, pero nunca aceptó que lo había hurtado, solo dijo que un amigo se lo prestó porque tenía mucho calor.