La mina estaba inundada.
CIUDAD DE MÉXICO.-"Entramos hasta la base de hasta abajo, fue algo complicado ya que había mucha obstrucción, mucho lodo, agua y no era un terreno favorable para hacer maniobras", escarba entre sus recuerdos Ángel Calzada Albino, Cabo Policía Militar del Ejército Mexicano quien ayudó en las labores de rescate de los mineros en Coahuila.
El pasado 4 de junio, siete mineros quedaron atrapados por la inundación y el colapso de una mina en el municipio de Múzquiz, Coahuila y después de seis días de intenso trabajo, los rescatistas lograron extraer los cuerpos sin vida de los trabajadores.
Precisamente, este grupo envió -el 23 de octubre del año pasado- una carta a Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa del Estado, quejándose de las condiciones de la mina de Micaran, en Múzquiz, accidentada el viernes.Sin embargo, la empresa se deslindó este sábado de lo sucedido y aseguró que la mina accidentada no provee carbón a la CFE y que, por tanto, "era imposible que su director (Bartlett) estuviera enterado de la mina".
Junto al rescatista se encuentra Rola, su mejor amiga y compañera de trabajo, una fiel binomio canino que ayudó a localizar los cuerpos de los trabajadores. "Había momentos donde tenía que cargar a Rola ya que había mucha complicación por el lodo, las piedras y
se estaba desgajando la mina por dentro", agrega.
Ángel, que bajó a las entrañas de la tierra logró el rescate de tres de los siete cuerpos que quedaron sepultados por el derrumbe, cuenta que esta hazaña no hubiera sido posible sin la ayuda de Rola y otro binomio de nombre Pompo.
"Un orgullo haber entregado mi vida"
A la historia se suma la de Daniela Alondra Ochoa Rodríguez, Soldado de Zapadores y a su vez la primera mujer perteneciente al Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencia de Desastres (ERIED) del Ejército; para ella fue un orgullo entregar su vida por decir más: Un sacrificio en nombre de las Fuerzas Armadas.
"Es un gran orgullo haber entregado mi vida, sacrificarme, me siento muy orgullosa de haber trabajado con mi equipo del ERIED y de lograr sacar los siete cuerpos que quedaron atrapados en la mina".
"Pudimos entregar los cuerpos con sus familias [...] Fue un trabajo en equipo que realizamos junto con los canófilos", añade la joven soldado y al final invita a más mujeres a sumarse a este proyecto.
La mina estaba inundada
Raymundo Rodríguez Gallegos, Capitán Segundo, Auxiliar de Materiales de Guerra, uno de los elementos con más tiempo en servicio activo en el Plan DN-III-E del Ejército manifestó que la mina estaba inundada y dificultaba las labores de rescate.
"La corriente de agua que entró hacia la mina arrastró un cúmulo de piedras las cuales derrumbaron la cimentación de madera que reforzaba el techo de la mina", añade.