Johana Rosas interrumpe la conversación para atender a un cliente que pide unos pants de portero.
Luego dice que el regreso a clases presenciales no es garantía para ellos en el negocio que atiende en el mercado Escobedo, donde ofrece uniformes escolares que personalizan, además de uniformes deportivos que también dejaron de venderse, pues todas las ligas deportivas, así como las clases, se suspendieron.
El mercado Escobedo luce lleno. Sus puestos están abiertos, a diferencia de hace unos meses, cuando los establecimientos no esenciales, como el de Johana, permanecieron cerrados, debido a la suspensión de actividades por la presencia del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19.
La joven recuerda que antes de la pandemia, la mejor época era el regreso a clases. Incluso desde febrero, cuando comenzaban la reinscripciones, las ventas aumentaban.
En el caso de la ropa deportiva, en específico del futbol, dice que estuvo detenido cierto tiempo, pero que los deportes se reactivaron y pudieron vender a todas las ligas locales.
Además, durante el año, fueron socorridos, pues vendieron regalos de cumpleaños: los balones o las playeras de los diferentes equipos de la Liga MX.
También, en los próximos días, con el Día del Padre, dice, no falta la esposa o la hija que quiere regalarle una playera de su equipo favorito a su progenitor, o algo relacionado al futbol.
Por el prestigio y la confianza que se le tiene al negocio que fundaron hace 17 años sus padres, Johana señala que trabajan con muchas escuelas, desde preescolar, hasta bachillerato, en la personalización de uniformes.
Siempre le ofrecían que en la compra del paquete completo de uniformes, antes del 6 de julio, el nombre bordado de los niños era cortesía.
La recomendación de algunos maestros o escuelas hacía que los clientes llegaran hasta su negocio, para comprar los uniformes que, hasta ahora y desde marzo de 2020, permanecen guardados en sus bodegas.
En el caso del local del mercado no pagan renta, pero en el caso de la otra sucursal donde paga renta, sí fue complicado, pero se llegó un acuerdo con el arrendador, llegando a convenir la forma de pago para cubrir poco a poco los meses que estuvieron cerrados.
El futbol se reactivó poco a poco y aunque los partidos comenzaron a puerta cerrada en los estadios, al final del torneo ya se permitían seguidores.
Aunque los partidos fueran a puerta cerrada, cuando había duelos importantes, "las familias que se quedaban en casa, hacían una carne asada y estrenaban una camiseta de su equipo favorito", explica.
En el caso de las escuelas, precisa, "se habla de un regreso a clases la próxima semana. Por ello, los papás están esperando ver qué pasa. No hay un papá que llegue a nuestras tiendas y pida un uniforme porque sus hijos van a regresar a clases la próxima semana".
Como dato anecdótico, y regresando a la ropa deportiva, señala que en las últimas semanas las camisetas de Cruz Azul se vendieron considerablemente, ello tras lograr el campeonato del futbol mexicano.
Johana muestra uno de los uniformes escolares que están a la espera de los niños que regresen a clases, y que dejen atrás meses de "vacas medio flacas y flacas". Confía en que pronto todo regrese a la normalidad, o a la nueva normalidad.