La labor como padres es identificar las necesidades de cada uno de los niños y atender a la primera alerta
MONCLOVA, COAH.-El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en la niñez. Habitualmente su diagnóstico se realiza en esa temprana etapa de la vida y a menudo dura hasta la adultez. Los niños con TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (pueden actuar sin pensar cuál será el resultado) o ser excesivamente activos.
Yo no conocía su significado hasta que mi hija mayor, que en aquel entonces tenía 3 años y asistía a una guardería pública, comenzó a tener comportamientos que para mí eran propios de su edad y a los cuales no veía como una alerta inminente. Sin embargo, las quejas diarias me hicieron ponerme un poco más aprensiva, a tal grado de que me recomendaron llevarla a terapia psicológica, tampoco sabía que una niña de tan corta edad podía asistir con un psicólogo, así que hice lo que cualquier madre con un grado alto de aprensividad haría: pues sí, mis lectoras, busqué las mejores alternativas que tenía a mi alcance y por un periodo largo nos atendieron con terapias. Así pues, llegó el día en que ingresaría a preescolar en un colegio privado y las cosas se pusieron peores, era angustiante la hora en que se llegaba la salida diaria del colegio debido a que no sabía cuál queja me darían al final del día.
Nadie estamos preparados para afrontar diversas situaciones y para mi esta era una muy desesperante. En una ocasión su maestra de primer grado me invitó a una plática sobre TDAH, me dijo muy convencida de que tal vez ayudaría visitar a un psiquiatra, pero esas recomendaciones me dejaron muy preocupada y pensando si en verdad tenía una situación bastante seria; sus problemas eran sólo de conducta y no con su desempeño académico, recorría a través de las semanas todas las terapias, actividades y cualquier alternativa que me recomendaran, creo que hice lo mejor que pude ¿y qué madre no lo haría?
Al terminar el primer grado su comportamiento fue mejorando y como les conté, su desempeño académico nunca se vio influenciado por ello, todos los niños tienen diferentes cualidades, algunos son más visuales, otros más auditivos y otros kinestésicos.
Nuestra labor como padres es identificar las necesidades de cada uno de ellos y atender a la primera alerta cualquier situación que se presente. Al día de hoy, con 12 años y en plena pubertad, no puedo decir que hemos superado la situación, seguimos tratando de guiarla en controlar sus emociones y su distracción.
Ahora puedo ver las cosas desde otro punto de vista, en realidad no tenía un problema grande, ya que verdaderamente afuera hay miles de madres tratando con este y otros trastornos que implican más atenciones y cuidados, así que desde mi trinchera les mando las mejores vibras, un abrazo enorme y la más grande felicitación a todas y cada una de ellas por su gran lucha y esfuerzo diario por ocuparse de cada unos de sus niños.
¡Ellos siempre serán nuestro más grande reto!