Sin duda uno de los indicadores que más preocupan a Coahuila, pero sobre todo a la Región Centro, son los concernientes a la tasa de suicidios. Y es que el foco rojo está encendido desde 2016, último año en el que los casos bajaron con respecto al anterior registrando un total de 168 defunciones, esto es poco más que las 152 sucedidas en 2012, pero menores que las anotadas para 2013 (con 173), 2014 (con 176) y 2015 (con 180); desde entonces se han ido incrementando de manera exponencial, cerrando el año 2020 con 283 muertes por suicido. Es decir que en cuatro años los casos han incrementado casi un 70% y el presente 2021, a poco menos de la mitad, nos presenta cifras nada alentadoras que sólo indican otro ascenso en estos indicadores para el cierre de año.
Tan solo en la Región Centro en el primer cuatrimestre del año, 16 personas han decidido quitarse la vida.
Esto, comparado con cifras de 2020, representa un incremento del 60%, cuando en el mismo periodo de tiempo se contabilizaban 10 casos. Pero lo grave del asunto, es que al cierre de Mayo se contabilizaron 7 más, es decir, que si distribuimos los casos sucedidos entre Enero y Abril equitativamente, nos da un promedio mensual de 4 suicidios, contra los 7 del pasado mes y esto significa un 75% de incremento en nuestra región de un mes a otro.
Y aunque es cierto que las regiones Sureste y La Laguna encabezan las cifras totales en el Estado, las mostradas en el párrafo anterior deben encender los focos rojos de las autoridades en la Centro; la creación de programas sociales y prevención del suicidio son inminentes, así como los programas de apoyo psicológico, ya que quienes sufren de estrés, depresión y ansiedad difícilmente buscan ayuda profesional por ignorancia o simplemente porque los tabúes de nuestra sociedad catalogan estos sentimientos como una debilidad.
De ahí que el 90% de muertes se de en hombres, quienes sufren mayor presión, sobre todo social, por temas de responsabilidad y apego a las costumbres de generaciones pasadas que sitúan al hombre como el encargado de absolutamente todo en la familia, pero que definitivamente ya no son las mismas. Según el INEGI y la Fiscalía General del Estado (FGE), 9 de cada 10 casos de suicidio se da en hombres y el 40% de ellos corresponde al rango de edades de entre los 10 y los 29 años; edad sumamente temprana para pensar en el suicido como solución a los problemas.
Si bien la pandemia incrementó el número de casos desde que comenzó debido al encierro y por consecuencia a la depresión, es cierto también que en el nicho familiar estos temas se desestiman y se hacen a un lado creyendo que con la educación que damos es suficiente para evitar lo que cualquiera de nuestros hijos puede sufrir, como lo son el estrés, la ansiedad y la misma depresión.
No todas las personas saben manejar de igual manera estas emociones y menos lidiar con ellas; el miedo al rechazo es una causa común del silencio que guardan quienes viven estos trastornos y que en muchos casos termina en tragedia. Pongamos atención a nuestros seres queridos, pero primeramente a nosotros mismos, autoevaluémonos y apoyemos después para que en el futuro no seamos nosotros o alguno de los nuestros parte de la estadística que año con año ha ido incrementando de una manera implacable y voraz en Coahuila.
Nunca subestimemos a este enemigo letal.