Ha sido la gota que ha colmado el vaso de la falta de acierto del conjunto blanquivioleta durante toda la temporada.
Valladolid,- El Real Valladolid que comanda el exdelantero brasileño Ronaldo Nazario ha consumado el descenso a Segunda división con dolor. Un dolor que protagonizó Kiko Olivas, solo en el césped del José Zorrilla, llorando desconsoladamente. Era la viva imagen de la impotencia, de la frustración y la más absoluta de las tristezas.
Porque el equipo intentó la heroicidad ante el Atlético de Madrid en la última jornada liguera, y se adelantó en el marcador a través de Óscar Plano, pero perdió fuelle en la segunda mitad ante el empuje del rival.
Además, los cambios volvieron a fallar. Y, precisamente uno de los jugadores que entraba desde el banquillo, Sergi Guardiola, propiciaba, tras un error garrafal, el segundo gol del Atlético de Madrid, que sería definitivo para darle la victoria y el título. Y para certificar el descenso de su equipo.
Ha sido la gota que ha colmado el vaso de la falta de acierto del conjunto blanquivioleta durante toda la temporada. No ya solo de cara a la portería, que ha sido algo evidente, si se tiene en cuenta que los máximos goleadores, Weissman y Orellana, han sumado seis dianas cada uno, sino a la hora de defender.
Son cifras sonrojantes para un equipo que luchaba por mantenerse en Primera. De hecho, los de Sergio González, han batido un récord negativo, según advirtió a Efe el presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid, José Antonio Pérez, "desde 1954, ningún equipo había recibido goles en todos los partidos disputados".
Esa endeble defensa, junto a la también escasa aportación goleadora, se ha traducido en la pérdida de la máxima categoría del fútbol nacional, tres temporadas después de hacerse con ella, de la mano del mismo Sergio que, este año, no ha sabido gestionar el equipo, pero que se ha mantenido hasta el final gracias al apoyo de la directiva del club, presidida por Ronaldo Nazário.
El técnico catalán aseguraba en la previa de este último encuentro, como ha repetido en anteriores ocasiones, que el objetivo era salir a ganar y acabar la presente campaña luchando hasta el final, con la mayor dignidad posible, y dio una buena imagen en la primera mitad, pero en la segunda, volvió a patinar.
Ha faltado ese Jaime Mata que tanto aportó para que el Real Valladolid ascendiera en 2018 y también la suerte que sí sonrió a los de Sergio en 2019, cuando ganó al Rayo en el minuto 80 con un gol de Guardiola que, unido a otros resultados de los que peleaban por la salvación, aseguraba su permanencia ese año.
La anterior campaña, sin embargo, se amarraba la continuidad en la jornada 34, de manera virtual, y matemáticamente, en la 36. Este logro parecía impulsar la promesa que hizo Ronaldo, cuando tomó las riendas del club blanquivioleta recién aterrizado en Primera, de que en cinco años lograría que el equipo jugara competición europea.
Pero se inició ya con problemas esta campaña, debido a la aparición de varios casos positivos por coronavirus, a los que se añadieron numerosas lesiones, y esos partidos en los que se acababan perdiendo los puntos en los últimos compases, y que ya eran sintomáticos de la falta de confianza de los jugadores blanquivioletas.
Los números hablan claro: tan solo cinco victorias del Real Valladolid y solo una de ellas en toda la segunda vuelta liguera para sumar 31 puntos. Hace ya unos meses se tenía que haber reaccionado, pero no se tomó ninguna decisión y se mantuvo la confianza en Sergio, lo que ha derivado en una "ruptura" entre la directiva y los aficionados.
Al técnico catalán le resta un año de contrato, pero resulta impensable que se quedara en Valladolid, después de la catastrófica última temporada, aunque él siempre confió en su trabajo y en el de sus jugadores, y en lograr una salvación que no llegó y que condena al equipo al "pozo" de Segunda, del que costó salir cuatro largos años la anterior vez.
Hasta en ocho ocasiones ha caído el cuadro vallisoletano a lo largo de su historia. Ahora, el reto es repetir lo sucedido en la campaña 1992/93, en la que el Real Valladolid militó en Segunda tan solo un año, tras descender en la anterior, con cuatro entrenadores: Marco Antonio Boronat, Pepe Moré, José Luis Saso y Felipe Mesones.