Los registros de la Comisión Nacional del Agua establecen que los once cajones hidráulicos conservan un 11.7 por ciento de su capacidad de almacenamiento
CULIACÁN, Sin.,- Con la disminución de los embalses de agua en las presas del estado a causa de la sequía, los vestigios de viejos poblados con sus casas, iglesias y cementerios han vuelto a resurgir, como son los casos de las tumbas de Terahuito, en Sinaloa municipio, y los vestigios de poblados inundados por la presa de Picachos.
La construcción de la presa "Díaz Ordaz", conocida como Bacurato, para aprovechar el cauce del río Sinaloa, afectó a una docena de comunidades rurales, cuyos pobladores fueron reubicados, algunos en tierras del vecino municipio de Guasave.
Con la obra hidráulica, ubicada a 48 kilómetros de Sinaloa de Leyva, quedaron inundadas las comunidades como Terahuito, cuyos vestigios de su antiguo cementerio volvieron a resurgir al descender en forma drástica su embalse de agua, derivado de una prolongada sequía que azota a Sinaloa.
Los restos del antiguo cementerio en medio de un paisaje tétrico de troncos de árboles, tierra agrietada, es el paisaje que se observa en el vaso de la presa "Díaz Ordaz", la cual entró en operaciones en junio de 1987 para generar energía eléctrica, regar cultivos agrícolas y garantizar el suministro de agua en la población.
El director de Protección Civil de Sinaloa municipio, Manuel Álvarez, relató que el descenso drástico en el embalse de la presa de Bacurato ha provocado mortandad de peces, actividad que es importante para pobladores que viven cerca del vaso y que dependen de su captura.
Los registros de la Comisión Nacional del Agua establecen que los once cajones hidráulicos conservan un 11.7 por ciento de su capacidad de almacenamiento, a causa de que el año pasado no se tuvo lluvias copiosas.
En la presa de Picachos, considerada como parte del proyecto hidráulico Baluarte-Presidio, construida en las inmediaciones de la comisaría de San Marcos, en Mazatlán, cuya obra sigue inconclusa por falta de sus obras de canales, también resiente una fuerte pérdida en sus captaciones de agua.
Con la reducción de su embalse, los antiguos poblados, con sus calles, casas y templos que fueron inundada hace doce años, volvieron aparecer, como un nuevo atractivo turístico de la región.