También le instó a sumarse a su bloque para hacer un último intento de formar un Ejecutivo derechista
Jerusalén,- El primer ministro en funciones de Israel, Benjamín Netanyahu, alertó hoy de la formación de "un peligroso Gobierno de izquierdas" tras la asignación de la tarea para crear Ejecutivo Yair Lapid, e instó al ultranacionalista Naftali Benet a no negociar una posible coalición rotatoria con el líder centrista.
El plazo de Netanyahu para formar Gobierno expiró anoche sin obtener una mayoría mínima de 61 escaños, por lo que tuvo que devolver el mandato al presidente israelí, Reuvén Rivlin.
Ante el bloqueo político y tras consultas hoy con los distintos partidos, el opositor Lapid consiguió 56 recomendaciones del bloque anti-Netanyahu, tras lo que recibió el encargo para formar coalición de parte del jefe de Estado esta tarde.
Poco después, Netanyahu reaccionó al anuncio con ataques directos a Benet y a sus ambiciones de convertirse en primer ministro en un Ejecutivo rotatorio con Lapid "a cualquier precio". También le instó a sumarse a su bloque para hacer un último intento de formar un Ejecutivo derechista.
En las consultas de hoy con Rivlin, Benet se recomendó a sí mismo para formar Gobierno y no apoyó directamente a Lapid para ello, pero estas semanas negoció tanto con él como con Netanyahu para una jefatura rotatoria. Pese a tener solo 7 escaños con su partido Yamina, su papel es clave al ser uno de los actores que podría inclinar la balanza.
Benet aseguró hoy que ahora "es el momento de crear un Gobierno de unidad" y "de emergencia amplio", en una rueda de prensa en la que criticó también a Netanyahu.
Tras el encargo a Lapid, una alianza entre Benet y el centrista podría ganar más fuerza, aunque esto implicaría probablemente un difícil acuerdo en una coalición formada por una amalgama de partidos con ideologías diversas que van desde la izquierda a la ultraderecha y solo están unidos en su oposición a Netanyahu.
Con todo, a estas alturas, Lapid no alcanza los 61 diputados necesarios para obtener una mayoría con la que gobernar, por la que deberá seducir a posibles nuevos socios en un escenario donde también podría entrar otro partido clave, el islamista Raam.
Entre los escollos, uno es la opción de crear una coalición que requeriría el apoyo de al menos un partido árabe junto a una o dos formaciones de extrema derecha sionista, algo sin precedentes en Israel.