Madre comerciante de Frontera vence desde su local a la adversidad

Desde hace 23 años Claudia Aguirre ha trabajado elaborando “taquitos mañaneros”.

“Mi mayor motivación son mis hijos, quiero que se enamoren un poquito del negocio y que algún día sea familiar”, dijo Claudia Aguirre, esposa, madre de dos hijos y comerciante de comida.   Desde hace 23 años Claudia Aguirre ha trabajado en su local de taquitos mañaneros, ella cuenta que inició luego que su esposo llegara de Estados Unidos donde después de no encontrar trabajo persiguiera el sueño americano. 

LA NECESIDAD LA HIZO VENDER COMIDA 
Como madre de dos hijos y preocupada por la estabilidad económica luego que su esposo no encontrara trabajo después de regresar de los Estados Unidos decidieron invertir lo que con esfuerzo su esposo logró juntar en su estadía en el extranjero. “El negocio lo inició mi esposo por que se vino de Estados Unidos y trajo un dinero que quisimos invertirlo y como a el le gustaba el giro de la comida empezamos con el local”, dijo la comerciante. Inicialmente Claudia y su esposo comenzaron en un puesto que una compañía de refresco les prestó, donde dijo haber durado diez años en el, mientras atendían su puestecito de taquitos mañaneros, también tenía que cuidar de su hija mayor además de atender su papelería. 
Posteriormente debido a la crisis la papelería no dejaba las ganancias que debía, así que la señora Claudia decidió que era mejor quitarla y continuar con la venta de comida en el actual establecimiento en el que ya tienen 13 años

¡NO CERRAMOS EL NEGOCIO!
Tiempo después de haber iniciado con la venta de taquitos dice la señora Claudia Aguirre que su esposo consiguió un trabajo, donde le ofrecían buen sueldo y prestaciones ante esto se puso la primera limitante que fue cerrar el negocio. Debido a que su esposo era el encargado y su principal apoyo, luego de recibir la noticia del nuevo empleo dudaron en seguir trabajando en el puesto de tacos debido a que había incertidumbre en saber si ella podría sola con el negocio. “Dije no, no cerramos,  me quedo yo a cargo y empezamos un trabajador y yo a continuar trabajando”, comentó  Claudia Aguirre. Fue así como la señora Claudia se convirtió en la encargada del puesto demostrando como podía hacer dos cosas a la vez, trabajar y se madre de dos hijos los cuales señala son hasta la fecha su mayor motivación para seguir adelante. Inclusive con un rostro de satisfacción dice que todo lo que ha logrado y realizado ha sido gracias a que sus hijos día a día le dan fuerzas para seguir trabajando, pues son el motor que han logrado que el negocio crezca, esperando en un futuro sea familiar ya que después de todo su hija mayor diariamente trabaja al lado de su madre desde muy temprana hora. Además la Claudia dice “Truene, llueve o relampaguee no cerraremos el local” haciendo referencia a que se han presentado muchas limitantes climatológicas y aun así ella sigue al pie del cañón con gusto. 

LOS CLIENTES SE CONVIRTIERON EN AMIGOS
Con el paso de los años la gente fue llegando sola algunos venían y ya no regresaban, pero hay quienes llegaron y nunca se fueron pues asegura que además de ofrecer comida, hay quienes les a dado una amistad sincera. 
“Tengo clientes que llegaron y ahora son mis amigos, pues ellos vienen a comer y a veces te cuentan su vida lo que les aflige, problemas y cosas que te alegran el día”, asegura la comerciante. En su mayoría sus clientes son adultos mayores que acuden por una deliciosa comida y un viaje al pasado pues la señora Claudia cuenta con una decoración de objetos antiguos que su esposo ha coleccionado por años,  lo cual sus clientes mayores disfrutan al recordar y revivir el pasado a través de estos objetos. Así es como una madre, esposa y comerciante ha vivido por más de 20 años, viendo como chicos y grandes entran y salen con la panza llena y el corazón contento. 

 

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