“Las personas somos como los muebles, si no nos movemos nos echamos a perder, por eso hay que estar siempre activos”, Hermilo Sánchez.
SAN BUENAVENTURA, COAH. -Desde hace casi 40 años se dedica a vender yukis y elotes en la Plaza Principal, pero con la pandemia llevaba más de un año sin trabajar; Hermilo Sánchez regresó apenas ayer con su triciclo al lugar de costumbre.
Don Hermilo es originario del ejido Guadalupe Victoria del municipio de San Buenaventura, allá nació, pero desde hace algunos años radica en la cabecera municipal, en la colonia Solidaridad.
A sus 76 años es un hombre fuerte, no padece de ninguna enfermedad, lo cual le permite continuar trabajando no sólo en la venta de yukis y elotes, también le dedica tiempo a las labores del campo.
En marzo del año pasado se tuvo que retirar por la contingencia sanitaria, pues al ser una persona de la tercera edad tenía más riesgo de contagiarse del Covid-19; en todo este tiempo lograron salir adelante él y su esposa, con la pensión que le otorga el Gobierno Federal, así como la ayuda de sus hijos.
ME VACUNÉ PARA REGRESAR A TRABAJAR
Soy una persona muy activa, cuando no estoy aquí vendiendo ando trabajando en el campo, creo que por eso nunca me he enfermado como otros adultos mayores, comentó don Hermilo.“Las personas somos como los muebles, si no nos movemos nos echamos a perder, por eso hay que estar siempre activos, yo toda mi vida me la he pasado trabajando, hoy apenas regresé después de un año de no venir, aquí me vacuné para regresar a trabajar”.
Dijo que a lo largo de sus 76 años también trabajó como obrero en Altos Hornos de México, de pastor, en la elaboración de quesos, de albañil y como campesino.“De todo he hecho, aquí empecé a vender desde los 30 años para el sustento de la casa por día me gano 150 o 200 pesos cuando me va bien”.
Recordó que inició vendiendo yukis por las calles de San Buenaventura, en su carretilla, mucha gente le compraba y ahora lo identifican como “el pariente”.
CAMPESINO DE CORAZÓN
Don Hermilo es también un ejemplo de fortaleza, campesino de corazón, pues si algo le gusta es labrar la tierra; por eso cuando no está vendiendo yukis está en el campo.
El motor de su vida son sus 6 nietos y que decir de sus 4 bisnietos quienes los domingos se reúnen en su casa para convivir, “son tremendos los chamacos se ponen jugar”, dijo.
Y aunque su rostro se encuentra cubierto de arrugas, su cabello blanco, don Hermilo a sus 76 años tiene aún mucho que dar en la vida.“Quiero seguir trabajando en las labores del campo es algo que a mí me gusta hacer, muy temprano me levanto porque a mí la verdad no me duele nada, estoy muy sano gracias a Dios y todavía tengo mucho por hacer”.