Alicia
Tras haber transcurrido poco más de una semana desde el feminicidio de Alicia a manos de ‘El Chema’ y después de todos los dimes y diretes en torno al caso, por fin el día de ayer vincularon a proceso al presunto culpable, por lo que fue trasladado al Centro de Readaptación Social de Saltillo, en donde cumplirá prisión preventiva mientras dure su audiencia.
Recordemos que este asesinato se dio a raíz de un arranque de celos por parte del ahora procesado, quien según versiones de él mismo encontró mensajes de su pareja sentimental con otros hombres, sin embargo, ella se defendió argumentando que dichos textos correspondían al lapso en que la pareja estuvo separada. No conforme con la explicación el acusado comenzó el forcejeo, el cual fue adquiriendo una tonalidad mayor hasta el grado mortal que culminó con una asfixia en la víctima.
Alicia se suma a la lista de mujeres asesinadas a manos de su pareja sentimental sacudiendo por completo a la Región Centro, ya que contaba con sólo 23 años y en vida fue madre de dos pequeños que al día de hoy quedaron en la orfandad. Las circunstancias y el motivo ‘real’ del asesinato realmente son lamentables; nadie creería que un arranque de celos pudiera terminar con la vida de una persona, sin embargo, son situaciones que se presentan más frecuentemente de lo que nos gustaría.
En algún momento todos hemos presenciado una escena de celos a la que no le tomamos importancia o en la que simplemente no queremos vernos inmiscuidos con tal de no afectar la privacidad de la pareja; de alguna manera nos hacemos de la vista gorda y consideramos que es una situación normal dentro de lo que cabe. Sin embargo, hay ocasiones en que estas escenas toman un tono más fuerte y no, definitivamente no es algo normal.
La violencia psicológica juega un papel importante en este tipo de relaciones que comúnmente se denominan como ‘tóxicas’ y es que no parece haber una palabra que las defina mejor; una parte, si no es que ambas sienten una codependencia hacia el perpetrador aún después de ser violentadas de cualquier manera posible.
Por lo anterior, lo que en algún momento ciertas acciones pudieron llegar a causarle culpa al agresor, al paso del tiempo y al no tener una consecuencia directa por parte del afectado, se convierten en algo habitual, creciendo así en magnitud e intensidad hasta llegar a los extremos mencionados.
Es por ello que debemos comenzar a trabajar desde hoy en el nicho familiar con nuestros pequeños en la confianza en sí mismos y el amor propio. Hacerles ver que estas situaciones no son para nada normales y que no deben dejarlas pasar bajo ninguna circunstancia; si bien no es una solución inmediata, por lo menos sí es algo que podemos hacer para comenzar a realizar el cambio en el mediano y largo plazo.
Quitémonos el estigma del amigo o la amiga metiche, hablemos con nuestros seres queridos, tratemos de hacerles ver que su relación está mal, que es probable que necesiten ayuda externa y que definitivamente no están solos. Tratemos de abrir las mentes y evitemos ser parte del problema luchando desde nuestro interior contra esas situaciones que nos hacen explotar.
Los humanos, por naturaleza, tendemos a caer en actitudes agresivas, pero definitivamente nunca justificarán una muerte más.
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