En el interior, los jóvenes comensales beben, gritan y bailan.
Cuando la noche cae sobre Zicatela, una de las playas más famosas de Puerto Escondido, las luces de colores comienzan a destellar sin parar en las fachadas de los antros. La música se escucha estridente a lo largo del adoquinado de este destino turístico ubicado en territorio de Santa María Colotepec, municipio de la costa oaxaqueña.
En el interior, los jóvenes comensales beben, gritan y bailan. Todo sin sana distancia ni cubrebocas, como inmersos en un mundo donde el Covid-19 para ellos no existe, aunque las estadísticas los contradigan.
Por ejemplo, las 203 mil personas muertas por el virus y el pronóstico de una tercera ola de contagios después de las vacaciones de Semana Santa.
Según el decreto de la autoridad municipal, tanto eventos sociales como reuniones en la playa están prohibidos como una forma de mitigar el riesgo de un repunte de los contagios.
La situación ha llegado a tanto que los vecinos han tenido que organizarse para denunciar los eventos que incumplen con estas prohibiciones, pero acusan que el municipio hace poco para hacer acatar sus propias disposiciones. Así que es una batalla perdida.
Pero no sólo por la noche se olvidan de la pandemia. Durante el día, los cientos de vacacionistas también se olvidan de las restricciones sanitarias en las 10 playas que integran los municipios de San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec, territorio donde se asienta la ciudad turística de Puerto Escondido. La sana distancia y el uso de cubrebocas están ausentes en todo lugar, las calles y en el mar.
En esta franja del Pacífico mexicano que comparten ambos municipios, sólo un par de playas tienen módulos sanitarios, como el caso de Carrizalillo, perteneciente a Mixtepec, en donde sólo se permite la presencia de 300 personas, es decir 60% de su capacidad.
Para estos días santos, los vigilantes del municipio sólo permiten el acceso a grupos de tres personas, siempre y cuando abandonen previamente el lugar el mismo número de bañistas.
Así que, al menos, a la entrada se vigila el aforo reducido y se forman filas para esperar el turno de disfrutar del mar. Ya estando en la playa, las medidas se vuelven a olvidar.
A medio kilómetro de distancia de Carrizalillo está la playa Principal de Colotepec, donde se observa todo lo contrario. Ni hay módulo de vigilancia ni hay medidas sanitarias. Las familias entran y salen del lugar sin problema alguno y el flujo no se puede controlar por la extensión de la playa y las múltiples formas de acceso.
Según el gobierno estatal, la decisión de abrir sus playas al turismo recayó directamente en cada municipio. Por lo que la autoridad local decidió el aforo permitido, que en toda la región Costa oscila entre 50% y 70%.
Y aunque Oaxaca se ubica en la fase amarilla del semáforo de riesgo epidemiológico, muchos destinos aseguraron que operarían como si estuvieran en naranja. Esto no se cumplió.
En Puerto Escondido, por ejemplo, en las playas de este destino, la presencia del turismo nacional es mucho mayor, aunque no se compara con la saturación que se tenía en los años previos a la pandemia. Hoy el porcentaje de turismo apenas llega a 60%.
Cambió la forma de vacacionar. Aladino Sandoval, director de Turismo del ayuntamiento de Mixtepec, ha observado los cambios que se han registrado en la forma de vacacionar.
Primero señala que el turismo en Puerto Escondido pasó de ser temporal a ser estacionario, es decir, que los turistas ya no esperan Semana Santa o fin de año para arribar, sino que durante el año distribuyen sus vacaciones, evitando en todo momento los espacios saturados en fechas de temporada alta, precisamente como la Semana Santa.
"Se detectó que muchos turistas adelantaron sus vacaciones de Semana Santa en enero y febrero, mientras que otros las pospusieron después de abril. Aquí el objetivo es no estar en espacios saturados, para nosotros eso es una buena estrategia porque tenemos derrama no sólo una semana, sino varios meses. Además, eso nos ayuda a controlar el flujo turístico", señala.
Otro de los cambios observados, según autoridades, es que los vacacionistas disminuyeron el uso de autobuses turísticos y ahora viajan en sus vehículos particulares o utilizan los viajes aéreos. Esto se refleja en el aumento de nuevos horarios de la línea Aeroméxico, según el reporte de la Dirección de Turismo de Mixtepec.