Desde hace no pocos años, quizá veinte o más, la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha señalado e insistido que en cualquier momento se puede presentar una incontrolable pandemia con efectos devastadores sobre la especie humana. Todo parece indicar que la pandemia de Covid-19 no es precisamente a la que se ha venido refiriendo la OMS.
En nuestro país las autoridades sanitarias de gobiernos anteriores han aludido en más de una ocasión, en lo que va del siglo, a dicha señal de alerta del organismo mundial. Así, en el Acuerdo dictado por el Consejo de Salubridad General, CSG, para establecer las actividades de preparación y respuesta ante una pandemia de influenza, publicado en la edición del Diario Oficial de la Federación correspondiente al 19 de julio de 2006, literalmente se lee lo siguiente:
“Los expertos mundiales consideran que en virtud del potencial riesgo pandémico de la enfermedad y el comportamiento del virus de influenza aviar como desencadenantes de una nueva pandemia y de acuerdo con las estimaciones basadas en los eventos pandémicos del siglo XX, la población mundial afectada podría estimarse en 24 a más de 45%”.
A continuación el CGS sigue diciendo así: “De acuerdo con los modelos matemáticos y las estimaciones calculadas, en nuestro país del 15% al 35% de la población podría enfermar, ocurriendo la mayoría de los casos en las primeras 6 semanas después del inicio de la pandemia, con la generación de graves problemas de disrupción social y una gran demanda de atención médica que podría rebasar la capacidad de respuesta de los servicios de salud, por lo que se considera que existe riesgo inminente de casos complicados y altas tasas de letalidad”.
Un año después, el 3 de agosto de 2007, apareció publicado en el Diario Oficial un nuevo Acuerdo del CSG sobre el mismo asunto. El propósito de éste fue establecer la obligatoriedad de desarrollar la “Estrategia Operativa Multisectorial” prevista en el Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Influenza, instrumento dictado el año anterior por el propio CGS, en cuya parte considerativa de aquél se reitera que la OMS ha venido señalando que en cualquier momento se puede presentar una pandemia de influenza humana, para hacer frente a la cual se requiere diseñar y en su momento llevar a cabo acciones específicas inmediatas para manejar, controlar, contener y limitar la propagación de la pandemia.
A continuación se agrega lo siguiente: “En México se esperan entre 25 y 30 millones de casos de enfermos de suscitarse la pandemia, y de éstos el 6% podrían ser defunciones (1’800,000)”.
Téngase presente que el Acuerdo del CSG hace referencia a una potencial gran pandemia de influenza aviar (que se dice puede ser de H5N1), y no a la de Covid-19 causada por el virus SARS-CoV-2, que es la que ahora azota al mundo. Nótese que la de aquélla podría ser en nuestro país hasta nueve veces más letal de lo que hasta ahora ha sido oficialmente, con obvio subregistro, la actual pandemia de Covid-19, pues se calcula que podrían llegar hasta 1 millón 800 mil los decesos de la influenza que se espera.
Igualmente, por lo que hace al número de contagios registrados, aunque ciertamente en la actual pandemia muy mal contabilizados, la diferencia entre una y otra pandemia es abismal. La presente no llega hoy ni al 3 por ciento de la población infectada, y la otra puede ser hasta diez veces superior.
Recuerdo haber participado como invitado en ambas referidas sesiones del CSG, la de 2006 y la de 2007, por ser a la sazón titular de la Cofepris. Tengo presente haber sugerido que esa información se retirara del texto (y si mal no me acuerdo alguna de ese tenor se suprimió), porque dije que no tenía sentido alarmar a la población. Y entonces alguno de los presentes replicó, creo que con razón, que no se trataba de alarmar sino de alertar. Lo que más me llamó la atención fue que por esos días –y después menos aún-- absolutamente nadie (reportero, columnista o editorialista de ningún medio de comunicación) haya dicho ni media palabra acerca de esas cifras de alerta, sin duda aterradoras.
Se impone por lo pronto una sola pregunta: ¿podrá un gobierno como el que hoy tiene México, a la luz de la pésima gestión realizada en el caso de la pandemia de Covid-19, enfrentar una pandemia como la que según la OMS nos espera? Volveré sobre este asunto después.