Washington.— Estados Unidos ya ve la luz al final del túnel y tiene una fecha marcada en la cual iniciar el regreso a la cotidianidad que hace justo un año se truncó con los primeros cierres de fronteras y la imposición de medidas estrictas para frenar la propagación del coronavirus.
El presidente Joe Biden, en su día 50 como líder del país, apuntó que hay “buenas opciones” que para el 4 de julio, cuando se conmemora el Día de la Independencia, EU pueda recuperar las reuniones, los festejos, parte de la vida que quedó en pausa hace exactamente un año.
Biden está convencido de que se puede lograr. Su gobierno está poniendo todo de su parte, hasta el punto que anunció que su objetivo de inyectar 100 millones de dosis en sus primeros 100 días de gobierno será superado rápidamente: ahora calcula que se logrará para el 21 de este mes.
EU entra en la última fase de la batalla contra el coronavirus y la Casa Blanca redobla esfuerzos permitiendo que más gente (veterinarios, dentistas, otras ramas médicas) se presenten como voluntarios para vacunar a más gente.
En ese ámbito estuvo otro de los grandes anuncios de la noche de ayer: para el 1 de mayo todos los adultos serán elegibles para vacunarse, todos con la opción de programar una cita para vacunarse contra el coronavirus en cualquier territorio. “Necesitamos que todos se vacunen”, imploró Biden, consciente de que hay quienes aún dudan de hacerlo.
“Los necesito, que todos los estadounidenses pongan de su parte. No es una hipérbole”, insistió, pidiendo un último esfuerzo tras un año terrorífico. Seguir con las recomendaciones higiénicas, de sana distancia, uso de cubrebocas, serán fundamentales para ese regreso a la normalidad para el 4 de julio, a fin de que el Día de la Independencia no sea sólo una conmemoración histórica, sino también la celebración de la independencia de la pandemia.
“Hay esperanza y luz y mejores días por delante si todos hacemos lo que nos corresponde”, dijo Biden. Porque, añadió, “la verdad es que sólo hay una forma de recuperar nuestras vidas, de volver a poner la economía en su camino, y es derrotando el virus”.
Biden, quien ganó unas elecciones que él mismo describió como una lucha entre el bien y el mal, es ahora el líder que quiere guiar al pueblo hacia el horizonte brillante, con la esperanza de un éxito que está en la yema de los dedos.
“Encontrar la luz en la oscuridad es una cosa muy estadounidense que hacer. De hecho, es probablemente lo más estadounidense que hacemos”, resumió Biden, una luz que son las primeras pinceladas de los Estados Unidos postpandémicos. Una luz que debe dejar atrás un pasado doloroso, que rompió corazones, en los que algunos de “los detalles de la vida, aquellos que más importan, se perdieron”. “Todos perdimos algo”, dijo, haciendo gala de una empatía marca de la casa.
Ahora falta que los estadounidenses le hagan caso para poder cumplir con su objetivo. No ha empezado mal: según la última encuesta de la radiotelevisión pública de EU, publicada ayer, 62% de los estadounidenses aprueba cómo Biden está gestionando la pandemia, incluyendo 30% de republicanos y 22% de los votantes de Donald Trump.