Denuncia negligencia en muerte del obrero

 

[quote]Pareja sentimental de Mario demanda justicia; relata el ataque sufrido en su hogar; así como la falta de atención médica en la Clínica 84 y la nula respuesta de los Policías[/quote]

AZUCENA TENORIO/REPORTERA

“Payo mira donde me dieron, me voy a morir”, fue lo que le dijo Mario a su pareja antes de caer al suelo. Ricardo Escobedo Mata y Mario Cabrera, tenían muchos planes y una relación de 7 años; fue el domingo 25 de septiembre cuando cinco sujetos, ocultos por la noche, entraron a su hogar y los hirieron.

Mario Cabrera, falleció el domingo, era originario de Tamaulipas y tenía 32 años, vivía en su domicilio en la calle Charco Azul 1342, junto a su pareja Ricardo Escobedo Mata, de 46 años.

Desconoce si hay personas que quisieran hacerles un daño ya que no era secreto que eran pareja en la colonia Colinas de Santiago, donde se mudaron hace mes y medio, antes vivieron 6 años en Las Misiones al Oriente de la Ciudad.

Mario había apartado un terreno, quería fincar, comentó su pareja mientras respiraba hondo para no llorar, y recordó, Mario terminó la preparatoria y estaba a punto de entrar en una universidad ubicada sobre la calle Carranza, al principio quería estudiar Criminología y después una ingeniería porque lo habían ascendido a supervisor en Cosisa.

Su historia comenzó cuando Ricardo se fue a Reynosa, Tamaulipas, donde trabajaban juntos haciendo casas, siendo él quien lo visitaba a su casa. Al acabarse el empleo decidieron quedarse para luchar por un espacio hasta que tuvieron su casa, después se mudaron a Monclova en 2009, donde trabajaron en Ica Fluor por dos años, los terminaron y después laboraron para Cosisa por dos años y cuatro meses.

“Nosotros éramos de la casa al trabajo, convivir con los vecinos y la familia, no teníamos problemas con nadie y las personas hablaban con nosotros, nos regalaban cosas, no ocultamos nada  a nadie. Mi familia  nos apoyaba en todo y mi mamá lo quería mucho, siempre preguntaba por él, era muy importante para todos, para mí”.

Ya se había tomado las fotos para entrar a una universidad y en el trabajo estaban viendo el cambio de horario para que pudiera completar su carrera. Al principio quería dejar de estudiar por el trabajo, pero Ricardo como el supervisor Maldonado, lo convencieron para seguir luchando por su educación.

Ricardo desmintió que la patrulla o la ambulancia haya acudido al llamado, incluso se tuvo reporte del mismo automóvil rojo esa noche, pues los jóvenes también habían robado un depósito. Los hechos sucedieron a las 6 de la mañana y la patrulla llegó dos horas más tarde, fue captada por una vecina.

El sábado habían acudido a una reunión familiar a dos cuadras y regresaron a su casa a las 3:00 de la mañana, su sobrina le pedía que no se fueran, pero ya iban a dormir. Tres horas después, Ricardo se levanta porque escucha ruidos extraños y al estar la casa a oscuras, sólo alcanza a ver a un joven forzar una ventana.

El muchacho brincó y lo apuñaló dos veces en el brazo, otro joven se metió a la casa y le abrió la puerta a los demás, no alcanzó a verlos por la oscuridad. Uno de ellos lo tumbó mientras otros agarraban objetos, le dijo que no lo iba a matar que sólo quería la cartera, porque ya estaban reportados.

“Salieron corriendo y Mario salió del cuarto, uno se regresó y fue cuando le clavó el cuchillo en el cuello, si no se hubiera regresado, estaría vivo. Me dijo, “Payo mira donde me dieron, me voy a morir”, traté de taparle la herida y le puse una sábana para que no saliera más sangre, pero en ese momento cayó”, explicó.

Desesperado y asustado, Ricardo salió a gritar por ayuda y al no obtenerla, Ricardo toma a su pareja y lo lleva hasta la Clínica 84, pero no son atendidos, no hay médicos en la madrugada. Tuvo que golpear para que salieran, a Mario lo dejaron en una silla de ruedas y a Ricardo lo mandan fuera del hospital, dejando hilos de sangre a su paso.

“Me dijo el guardia que el médico era un señor, pero no fue cierto, era un intendente que estaba limpiando mi sangre cuando llegué. No me revisaron en  ningún momento y fue por que no lo atendieron a tiempo que falleció, lo dejaron sentado y yo sólo pedía que le pusieran algo para que respire”, dijo.

Personal de la Clínica 84 le habló a una ambulancia que trasladó a Ricardo a la Clínica 7 del IMSS dejando a Mario ahí, quien en todo momento estuvo consciente, dijo que el personal estaba dormido y de haber atendido en tiempo y forma, Mario estaría vivo.

El lunes le practicaron una cirugía de pulmón a Ricardo, pues los maleantes se los reventaron al apuñalarlo, ese mismo día lo pasaron al tercer piso, donde se recupera físicamente en la cama 325, emocionalmente será un camino largo.

“El Alcalde Gerardo García Castillo declaró que lo que le pasó a mi tío no era para alarmarse, es decir, que se perdió una vida y esa vida no vale para nada. Reina la inseguridad en la colonia, un vecino llegó del trabajo y pensó que los jóvenes eran parientes, porque estaban atrás de su camioneta”.

Pide se resuelva el caso y se haga justicia por Mario, un joven que tenía aspiraciones de sobresalir, de arreglar la casa y vivir junto a él. Los responsables alcanzaron a robarle su tarjeta de crédito y la policía puede investigar cuándo y dónde se usó, pero requieren que vaya personalmente y por el momento no puede salir del hospital.

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