Medirse a un rival que apenas tiene 21 victorias parece una misión sencilla para Saúl "Canelo" Álvarez, pero el púgil mexicano es un hombre de retos y ya tiene muy definido el que buscará mañana por la noche en el estadio Hard Rock, más allá de retener los cetros supermedianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial (AMB): hacer una pelea perfecta.
El tapatío y su adversario ya vencieron al último adversario antes de subir al cuadrilátero. Cada uno marcó 167.6 libras en la báscula, menos de las 168 que marca el límite de los supermedianos, por lo que no tuvieron problemas en dar el peso.
"Siempre quiero ser perfecto, hacer las cosas bien arriba del cuadrilátero, y esta no será la excepción", asegura Álvarez, quien se presentó a la ceremonia de pesaje con un conjunto tricolor. "Estamos listos para pelear, sé de sus capacidades, pero estoy listo para lo que venga".
A diferencia de lo ocurrido en otras ceremonias de pesaje, como previo a los combates con Daniel Jacobs y Callum Smith, el "Canelo" no reflejó animadversión por su contrincante. Después de mirarse frente a frente por unos segundos, dio un pequeño golpe en la espalda al otomano, en señal de afecto.
"Estoy muy emocionado por esto", atinó a decir Yildirim, hombre de pocas palabras. "En mi país están muy orgullosos de mí, porque saben que ésta es una gran oportunidad para mí".
Quizá la mejor en su carrera, pero el rival es un hombre que desea adjudicarse todos los fajines supermedianos, por lo que no está dispuesto a ofrecer la más mínima ventaja.
"Sabemos que quiere venir a arrancarme la cabeza, pero trataré de anular todo lo que quiere hacer", dice el tapatío, a quien le ilusiona hacer su presentación en el hogar de una de las franquicias más tradicionales en la NFL.
"Estoy muy emocionado de estar aquí, es un honor para mí estar en el estadio de los Dolphins", aseguró Álvarez, cuyo más reciente nocaut se dio el 2 de noviembre de 2019, cuando venció al ruso Sergey Kovalev, por el título semipesado del CMB.