[quote]Los números de emergencia jamás contestaron, vecinos se sienten indefensos a pesar de contar con vigilancia de la Policía las 24 horas…en teoría.[/quote]
ADRIÁN MACÍAS/EDITORLo que aparentemente se trataba de un simple robo, se convirtió en el asesinato de uno de los habitantes de un hogar de la colonia Colinas de Santiago, quien fue degollado brutalmente, mientras que otro hombre que vive en el mismo domicilio, se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte a causa de las múltiples cuchilladas que los ladrones les propinaron la madrugada de ayer.
Los hechos acontecieron la madrugada de ayer, casi al amanecer, alrededor de las 06:00 horas, cuando Mario Cabrera Molina de 32 años de edad y Ricardo, dormían plácidamente en la casa marcada con el número 1342 de la calle Charco Azul de la citada colonia.
A dos casas, llegó un vehículo Honda color rojo, el cual se estacionó y bajaron varios individuos, quienes intentaron ingresar en el domicilio donde se habían estacionado, pero al no poder abrir la puerta, se metieron al hogar de Mario y Ricardo, a los cuales sorprendieron durmiendo, y atacaron cobardemente, a punta de cuchillazos.
Los gritos desesperados de las víctimas fueron escuchados por los vecinos, quienes comenzaron a llamar a los números de emergencia, pero como siempre ocurre, no les contestaron, ni siquiera porque en la entrada de la colonia se encuentra una demarcación policiaca, y la cual se supone reporta cada hora las novedades.
Según informaron varios vecinos, los delincuentes se hablaban entre ellos y uno gritaba que no lo mataran, a la vez que nombraba a uno por su nombre “Diego”, indicándoles que ya tenían que marcharse del sitio, porque ya se había hecho mucha “pancho”, tras lo cual se dieron a la fuga, llevándose varios artículos de valor, abordando el vehículo rojo e incluso dejaron tirado un televisor.
Apenas se marcharon los delincuentes, y vecinos acudieron a auxiliar a los heridos, logrando sacarlos a rastras en medio de una casa bañada en sangre, y es que al menos a Mario, lo había degollado y la sangre le salía a borbotones por la garganta, dejando el lugar inmerso en un mar de líquido rojo, mientras que Ricardo también se encontraba muy herido.
Vecinos los subieron a una camioneta particular y a toda velocidad los llevaron a la Clínica 84 del IMSS, ubicado en la colonia Obrera Sur, Tercer Sector; desafortunadamente, Mario no resistió las graves heridas y murió mientras era auxiliado en la Sala de Urgencias del Hospital, por lo que se dio parte a las autoridades.
Fue hasta entonces, casi 40 minutos de haber ocurrido los hechos, cuando la Policía acudió al hospital a tomar conocimiento de la artera agresión, al igual que la Policía Investigadora del Estado, y fue hasta entonces que a toda velocidad llegaron patrullas a Colinas de Santiago, peinando calles como desesperados, como si los delincuentes todavía estuvieran esperándolos para huir.
La casa donde ocurrieron los hechos, de inmediato fue abarrotada por patrullas y policías de todos los niveles, ya que hasta entonces se activó el Código Rojo, y tras tener las características del vehículo, se radió a todas las unidades que había que capturar a los tripulantes del Honda, pero ya era demasiado tarde y nada de esto pasó.
Los delincuentes lograron burlar la justicia, al igual que en muchos asesinatos que siguen pendientes de aclarar.
Luego el agente del Ministerio Público acudiría a la Clínica 84 a dar fe del deceso y ordenar el traslado del cuerpo a una funeraria local, lugar donde se le realizaría la necropsia de Ley.
Por su parte, las autoridades esperan a que Ricardo se recupere, aunque se encuentra entre la vida y la muerte, para que de información de lo ocurrido, aunque de todo se hubieran enterado e incluso habrían detenido a los agresores, si tan sólo hubieran contestado el teléfono en la base policiaca.
TESTIGOS DE LOS HECHOSUno de los vecinos del lugar, el taxista Pedro Salas, contó que él llegó alrededor de las 5 de la mañana de su trabajo y se tomó un par de cervezas en la banqueta de su hogar, cuando vio que llegó el Honda rojo, del cual bajaron varios jóvenes de entre 20 y 25 años, y que vio que lo saludaron.
Instantes después, vio que estos estaban forzando la ventana y la puerta, por lo que alertó a su esposa Lucero para que reportara los hechos a los números de emergencia, pero nadie les contestó.
Cuando oyó los gritos de auxilio, siguieron llamando, incluso a las ambulancias, pero nadie contestó, hasta que vio cuando los tipos salían corriendo, cargando varias cosas entre sus manos, incluso un televisor que dejaron tirado, para luego abordar el auto y marcharse a toda velocidad.
Instantes después, Ricardo salió de la casa bañado en sangre, pidiendo ayuda, cuando ya varios vecinos estaban al tanto de que algo había ocurrido ahí, por lo que rápido acudieron a auxiliarlos, subiéndolos a los dos a una camioneta Ford café para llevarlos al hospital.
La señora Lucero indicó que "no hubo respuesta de la Policía Municipal y tampoco de las ambulancias, mientras que los estaban matando, se pudo capturar a los delincuentes, quizás no evitar la agresión, pero sí la captura".
“A parte, tenemos una patrulla las 24 horas del día, dando vuelta y vuelta por la colonia, pero solo se llevan a borrachitos y drogadictos, pero a la hora que se les necesitan no contestan” aseveró la mujer.
LA CASA 1342Tras la cobarde agresión, el piso de la casa y las paredes quedaron manchadas de sangre y los muebles todos revueltos, mudos testigos de lo que ahí pasó con los dos hombres que tenían poco tiempo de haber llegado al barrio a vivir.
Las autoridades procedieron a abanderar el área con cinta amarilla, y levantaron toda posible evidencia que les ayude a resolver el artero ataque.
Por su parte, los inconsolables familiares de Ricardo y Mario, también llegaron a la vivienda tratando de encontrar la razón de la muerte de Mario, pero ya las autoridades no los dejaron pasar y sólo se limitaron a indicarles que acudieran ante el Ministerio Público a levantar su formal denuncia contra quien resulte responsable, como si con eso se devuelve a la vida a Mario y salva la de Ricardo.