Las autoridades de la República Centroafricana (RCA) entregaron este domingo a la Corte Penal Internacional (CPI) a un sospechoso de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad presuntamente cometidos en la capital, Bangui, en 2013.
Se trata de Mahamat Said Abdel Kani, sobre quien pesaba una orden de detención de la CPI emitida el 7 de enero de 2019, informó la Corte esta noche en un comunicado.
Precisó que el juez de la CIP que dictó la orden de detención contra Said encontró motivos razonables para creer que era un comandante de la coalición rebelde Seléka y, en calidad de tal, es sospechoso de ser responsable de crímenes de lesa humanidad (encarcelamiento u otra privación grave de libertad; tortura; persecución; desaparición forzada; y otros actos inhumanos); y crímenes de guerra (tortura y tratos crueles).
La RCA vive un escenario de violencia sistémica desde finales de 2012, cuando una coalición de grupos rebeldes procedente del noreste de mayoría musulmana -los Séléka- tomó Bangui y derrocó al presidente François Bozizé tras diez años de Gobierno (2003-2013), dando inicio a una cruenta guerra civil, con miles de muertos.
Como resistencia contra los ataques de los Séléka se formaron entonces milicias cristianas anti-Balaka que, como el primer grupo, terminaron fragmentadas en una miríada de facciones armadas.
A día de hoy, y pese a la firma de un histórico acuerdo de paz en febrero de 2019, todavía dos tercios del país -rico en diamantes, uranio y oro- están controlados por milicias.
El país se encuentra ahora en estado de emergencia hasta el 4 de febrero debido al bloqueo de la capital por grupos armados que rechazan la reelección del presidente, Faustin-Archange Touadéra, el 27 de diciembre pasado.
Desde entonces, los seis grupos armados integrados en la entidad Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC), formada poco antes de las elecciones, han atacado diferentes urbes.
El pasado 13 de enero, estas milicias que, según Touadéra y la propia ONU, cuentan con el apoyo político del expresidente Bozizé -algo que este niega-, trataron una vez más de tomar la capital en un ataque repelido por el Ejército, tropas rusas y ruandesas y la propia MINUSCA, en el que murió un casco azul.