La polémica decisión de cerrar las cuentas de Donald Trump en varias redes sociales, por incitar a la violencia, lleva aplicándose hace tiempo en Alemania y Austria, donde se ha demostrado que el bloqueo de grupos y activistas de extrema derecha ha reducido el impacto de los discursos de odio.
Esos cierres, calificados por los expertos con el término inglés "deplatforming" (algo así como retirar la tribuna pública), se aplica en esos países en paralelo a la existencia de leyes muy estrictas para limitar los discursos y la simbología neonazi, por lo que las redes sociales son más activas para eliminar cuentas.
De hecho, en Alemania, la conocida como "Ley Facebook" obliga a las redes sociales desde 2017 a eliminar contenido ilegal en menos de 24 horas desde su publicación.