Las denuncias de fraude electoral y la represión policial en Bielorrusia, afianzar el alto el fuego en Nagorno Karabaj y solucionar el conflicto del este de Ucrania son tres prioridades de la presidencia de Suecia de la OSCE en 2021.
La ministra de Exteriores sueca, Ann Linde, presentó en una rueda de prensa telemática las prioridades de su mandato, poco después de detallar sus planes ante el Consejo Permanente, donde se reúnen en Viena los representes de los 57 Estados miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
"Las amenazas a la paz y la seguridad internacionales, así como el sufrimiento causado por los conflictos, son simplemente inaceptables", declaró la jefa de la diplomacia sueca.
"Debemos mantener la resolución de los conflictos en nuestra región como una prioridad en nuestra agenda", agregó.
Suecia asume la presidencia después de un año marcado por la covid-19, que según la secretaria general del organismo, la alemana Helga Schmid, también "afecta a nuestra seguridad común".
Schmid, que asumió el cargo a comienzos de diciembre después de meses de bloqueo interno que impedían la renovación de varios puestos clave, ha asegurado que luchará por hacer que el trabajo de la OSCE sea más conocido.
"Es impresionante lo mucho que hace la organización para prevenir conflictos y reforzar la seguridad con un presupuesto tan pequeño", ha asegurado la alemana.
Formada por 57 Estados de ambos lados del atlántico, desde Canadá a Rusia, la OSCE es el único organismo regional de seguridad en el que los países occidentales y Rusia se sientan a la misma mesa.
El organismo toma sus decisiones por unanimidad, lo que en numerosas ocasiones genera bloqueos debido a las diferentes visiones de los estados participantes.
El año pasado, países como Tayikistán o Azerbaiyán, cuyos procesos electorales y libertad de prensa fueron criticados por representantes de la OSCE, impidieron durante meses la renovación de cargos clave.
La organización es conocida por sus misiones de observación electoral y dirige misiones de vigilancia del alto el fuego, como en el caso del conflicto en el este de Ucrania entre fuerzas separatistas prorrusas y el Gobierno de Ucrania.