Durante la madrugada del domingo fue clausurada una fiesta rave a la que asistían entre 400 y 500 personas.
Una drástica disminución de movilidad, que sólo alcanzó entre 10% y 20% de la normal, se observó el domingo en las calles, plazas y paseos peatonales del centro de Monterrey, al entrar en vigor una medida del gobierno estatal, el cual ordenó el cierre total de negocios no esenciales e incluso esenciales, como supermercados, carnicerías, mercados, tortillerías y restaurantes, con excepción de farmacias y estaciones de gasolina, a fin de aminorar las muertes y contagios de Covid-19, que repuntaron en las dos última semanas.
En esta ocasión, los ciudadanos acataron la instrucción gubernamental, incluso los llamados "puesteros", quienes venden artículos como ropa y calzado en la calle de Colegio Civil y vías públicas aledañas, pero que meses atrás habían ignorado ordenamientos similares, al generar aglomeraciones, puesto que negocios establecidos permanecieron cerrados.
Desobedecen. Este domingo, la mayoría de los negocios que tenían que cerrar sus puertas lo hicieron, incluyendo tiendas Oxxo, restaurantes, zapaterías y otros giros. No obstante, hubo establecimientos que, pese a la advertencia de cierres definitivos y multas, desafiaron a las autoridades, como fue el caso de una tienda Coppel, en la calle peatonal Morelos y, muy cerca de ahí, un local de churros y frituras. Asimismo, se reportó una panadería que mantenía a los clientes esperando sus pedidos en el exterior.
El Mesón Estrella, un mercado popular donde se venden principalmente frutas y verduras, permaneció abierto, pero la afluencia alcanzó sólo 20% de lo acostumbrado. En los alrededores estuvieron operando, con escasos compradores, negocios especializados en productos lácteos y cárnicos, así como fruterías, pues los encargados señalaron que les dieron oportunidad de trabajar con la condición de no sacar sus productos a la banqueta.
Cerca del Mesón Estrella, también se aventuraron algunos vendedores callejeros de gorditas, hamburguesas y tacos de barbacoa, que habilitan sus puestos en la vía pública, donde pudieron verse 10 o más clientes, casi pegados hombro con hombro.
Más policías que peatones. En general, las calles lucieron desoladas y el transporte urbano se observó a 20% o 30% de su capacidad. En determinados momentos eran más los elementos policiacos y del departamento de tránsito los que andaban en la vía pública que civiles deambulando por el centro de la ciudad.
Aún así, algunas personas de la tercera edad salieron a pedir caridad. Una de ellas, originaria de Querétaro y residente en la colonia Genaro Vázquez, de unos 80 años de edad, se sentó sobre un banquito de madera. Ahí, con bote en mano, aguardó por el apoyo de alguno de los pocos transeúntes de la avenida Juárez.
En las colonias populares, fuera del área metropolitana, se respetaron menos las medidas, pues pese a las restricciones de la Secretaría de Salud, familias abrieron las puertas de sus domicilios para vender alimentos. Algo similar ocurrió en algunas tiendas de abarrotes.
Consuelo Treviño Garza, titular de la Subsecretaría de Fomento y Regulación Sanitaria de la entidad, informó que para verificar que se respetaran los cierres decretados y demás medidas sanitarias, se realizaron 432 visitas de inspección, que dieron como resultado 12 suspensiones totales y dos clausuras.
Sin embargo, durante la madrugada del domingo fue clausurada una fiesta rave a la que asistían entre 400 y 500 personas.
Ayer, las autoridades estatales reportaron las cifras más altas en hospitalizaciones y personas intubadas en lo que va de la pandemia, con 719 nuevos casos, 377 personas intubadas y 30 decesos en 24 horas.