Alemania pone fin este sábado al leve respiro navideño acordado para posibilitar reuniones familiares durante los tres festivos consecutivos y retoma las restricciones drásticas a la vida pública para tratar de contener los máximos de contagios y muertos por la covid-19.
El objetivo del Gobierno alemán es poder ofrecer a todos los ciudadanos la opción de vacunarse hacia mediados del próximo año, recordó hoy el ministro de Sanidad, Jens Spahn. Mañana arranca oficialmente la gran campaña, en la que se espera repartir 1.3 millones de dosis hasta fin de año, para seguir con unas 700,000 más por semana.
Como en la mayoría de países de la Unión Europea (UE), se empezará por los grupos más vulnerables: residentes en geriátricos, mayores de 80 años y personal sanitario más expuesto a infecciones. Alemania se ha asegurado 300 millones de dosis, a través de la UE o por contratos propios, para cubrir las necesidades del país de mayor peso demográfico del bloque comunitario -83 millones de habitantes.
Una mujer de 101 años, Edith Kwoizalla, de un asilo de Halberstadt (este del país), fue la primera persona vacunada del país al recibir este sábado su primera dosis. Le siguieron otros 40 residentes y diez empleados de esa residencia de ancianos, informaron las autoridades locales, que decidieron adelantar un día sus planes.
Las esperanzas están depositadas en la vacuna desarrollada por la farmacéutica alemana BioNTech y sus socios estadounidenses Pfizer. Pero ello no evitará los picos de contagios aún por reportar y restricciones de distinta intensidad por un tiempo indefinido.