La ciudadela inca de Machu Picchu volvió a estar clausurada temporalmente desde este lunes, apenas mes y medio después de su reapertura al turismo, cuya actividad quedó paralizada desde mediados de marzo, cuando comenzó el confinamiento nacional en Perú contra la covid-19.
Pese a que la principal atracción turística de Perú continuaba su desconfinamiento en diciembre al pasar de un aforo reducido del 30 % al 50 %, las visitas volvieron a quedar suspendidas tras agudizarse una protesta de las poblaciones de las zonas aledañas a Machu Picchu, que han bloqueado los accesos al parque arqueológico.
La protesta se centra contra el tren que toman la mayoría de los turistas para visitar la ciudadela inca, operada por dos empresas privadas a las que los habitantes de la región demandan pasajes más baratos y mayores frecuencias para facilitar la llegada de visitantes a Machu Picchu.
Aunque inicialmente la protesta estaba concentrada en el municipio de Machu Picchu, también conocido como Aguas Calientes, que se encuentra en la parte baja de las montañas donde está la ciudadela inca, desde este domingo se ha ampliado a otras poblaciones por las que también pasa el tren, como Ollantaytambo.
El conflicto se agudizó el viernes con la toma de la estación de trenes y el bloqueo de la vía férrea en el pueblo de Machu Picchu, después de que las empresas operadoras PeruRail e IncaRail no aceptaran la demanda de habilitar tres y dos frecuencias exclusivas, respectivamente, para turistas nacionales.