El primer ministro francés, Jean Castex, anunció este jueves la recomendación de que el número de personas en las reuniones navideñas no deberá superar las seis, sin contar los niños, con el objetivo de evitar "a toda costa" una nueva oleada del coronavirus.
El jefe del Gobierno apeló, además, a mantener las medidas de seguridad durante las fiestas, en particular para proteger a la población de riesgo, empezando por los más ancianos.
La próxima semana el Gobierno recibirá recomendaciones suplementarias de los expertos para limitar la circulación del virus durante esas reuniones familiares.
Castex destacó que Francia es el país de Europa donde la segunda ola se ha contenido de forma "más firme y rápida" pero indicó que todavía es pronto para levantar el confinamiento de la población, que durará, al menos, hasta el próximo día 15, cuando está previsto que sea sustituido por un toque de queda.
"La situación sigue siendo frágil", avisó Castex en una rueda de prensa, en la que indicó que tanto la circulación del virus como la ocupación de unidades de cuidados intensivos siguen siendo superiores a mayo pasado, cuando se levantó el primer confinamiento.
Pese a ello señaló que "se puede mirar el futuro con optimismo", en particular por la llegada inminente de las vacunas.
Francia, que tiene derecho al 15 % de las compras llevadas a cabo de forma conjunta por la Unión Europea, contará con unas 200 millones de dosis, con lo que podrá vacunar a 100 millones de personas, para una población de casi 68 millones.
Castex destacó que la vacuna "será gratuita "y que la campaña de vacunación, que comenzará a finales de este mes, costará 1,500 millones de euros.
En un primer momento, en cuanto las autoridades comunitarias validen las primeras vacunas, se administrarán a los ancianos que están en residencias y al personal de esos centros, lo que absorberá el primer millón de dosis.
A partir de febrero la vacuna se administrará al resto de los ancianos del país, a personas con patologías y a ciertos sanitarios, en total 14 millones de personas.
En primavera la vacuna irá administrándose de forma paulatina al resto de la población, dando prioridad a los más vulnerables.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ya había asegurado que la vacunación no será obligatoria.