Lidia Ávila abrió su corazón y por primer vez narró cómo fue la muerte de su pequeña Sofía a los seis meses de haber dado a luz.
En entrevista para el programa de YouTube de Yordi Rosado, la cantante de OV7, detalló que su primer embarazo transcurría de manera normal, sin embargo luego de uno de los tres ultrasonidos que por norma se realizan para monitorera el estado del bebé, las cosas cambiaron y por ello le tuvieron que realizar una cesárea.
"Yo toda mi vida mi sueño era ser mamá, llegó rápido, me embaracé, fue un embarazo padrísimo y a parte el sueño de toda mujer, porque aparte yo venía de hacer 'Selena' y estaba flaquisíma... Entonces estaba más que soñada, la verdad.
Ávila, durante la charla con el conductor y escritor, explicó que en ese momento su vida estaba muy bien equilibrada, ya que con los altibajos normales de una relación y con su trabajo que la mantenía exitosa, la cosas marchaban perfectamente.
"Fue un embarazo padrísimo, lo gocé mucho, yo estaba de gira con mi disco de solista, creo que fue el último, hice tres. Todo iba muy bien hasta un mes antes de que Sofía naciera. Voy a una consulta del ginecólogo y me dice 'oye qué crees, de la consulta pasada a esta, la bebé tiene un quistecito en la panza'. Y eso después de una hora de estar viendo y yo le decía 'doctor, ¿todo bien?', y él contestaba 'sí, todo bien, todo bien, sólo estoy viendo algo...'".
"Y tras esto me dijo: 'estoy viendo que tiene un quistecito y a través de tu panza y a través de su panza, no lo puedo ver bien aquí en el consultorio, así que vamos a mandarle hacer unos estudios'", explicó.
A la entrega de los análisis a Lidia le dijeron que efectivamente la bebé tenía un quiste y que no sabían realmente que era, así que le informaron que debían ya apresurar su nacimiento para poderla operar.
Tras el alumbramiento, los médicos se acercaron a la también actriz de telenovelas como "Palabra de Mujer" y "Cuando me enamoro", y en ese momento le dieron la noticia de que su bebita tenía pocas probabilidades de sobrevivir.
"Me dicen: 'la cirugía salió bastante bien, pero el resultado no es lo que esperábamos. El quiste era todo el intestino hecho bola, le quitamos todo y tu hija quedó con síndrome de intestino corto...'. Ella tenía 20 centímetros de intestino y me dicen 'vamos a pedirles que no la abandonen...'".
"Ahí es cuando me cayó el veinte y dije: '¿mi hija se va a morir?, ¿cuándo?' y me responde: 'sí, no sé, puede ser una semana, seis meses, un año, porque no puede comer o absorber nada, le vamos a dar comida vía intravenosa, pero a la larga afecta al hígado...", reveló ya con lágrimas en los ojos al recordar ese momento.
Ávila explicó que Sofía sufrió todo tipo de enfermedades y que durante los primeros tres meses de vida de su pequeñita estuvo tres meses en el hospital sin salir, y sólo la dejaban verla tres horas en la mañana y tres por la tarde. Ese fue el momento, confesó, que su vida cambió totalmente.
"No se lo deseo a nadie en el mundo, la muerte de un hijos es... Ni siquiera tiene nombre. Para mí fue muy cañón, de ahí empezó un día a día, para mí no había un lunes, un jueves, un sábado, para mí era lo mismo. Yo estaba ahí todo el tiempo... Siempre sabiendo que el día a día era el último, no sabía si iba a haber un mañana con ella. yo me iba a mí casa a dormir esperando la llamada de 'se murió'", aseguró.
También platicó que su bebé tuvo 11 pediatras que la atendieron y que uno de ellos le daba fuerzas para conseguir que su bebé saliera avante. Por todos esos cuidados, Sofía salió del hospital y llegó a casa con sus papás, pero el día en que todo falló llegó.
"Un día a la niña le dio un paro cardiorrespiratorio en mi casa y en ese momento la llevamos al hospital. Mientras hacíamos todo el númerito, yo le estaba dando reanimación en el coche.
Llegamos al hospital y nos la reciben en urgencias y ahí sí el doctor salió y me dijo: 'mira Lidia es la peor vez que la he visto y pues la vamos a pasar a terapia intensiva'. Eso fue como a finales de agosto.
"Estaba intubada, ya no le encontraron venitas para conectarla, porque ya había estado así de todos lados. Ahí sí podíamos entrar a la hora que sea para verla, hacíamos guardia...", dijo.
Lidia confesó que a su familia le pedía que rezaran para que ella se fuera, porque no era justo lo que estaba viviendo y el día que ella la vio tan mal que pidió que se despidieran de ella.
"Entramos los dos al final, le dimos las gracias, nos despedimos, nos pusimos a rezar y ahí la máquina dejó de sonar. Pedí que le quitaran todo, porque yo no la había cargado sin nada, sin ningún cable, catéter sin ningún tubo, sin nada...".
La charla continuó con un nudo en la garganta donde se platicó de lo que hizo después.