De cosas varias Primer cumpleaños, COVID-19

 

Primer cumpleaños, COVID

El día de ayer se cumplió exactamente un año desde que se registró el primer caso confirmado de Coronavirus en la provincia de Hubei, en Wuhan, China. Fue un 17 de Noviembre de 2019 cuando comenzaba la historia que al día de hoy no sabemos cómo terminará.
Para cuando se escucharon los primeros rumores en México, en China ya se acercaban a los 300 casos y eso sólo fue el principio; incrédulos, creímos que siendo el brote de un nuevo virus en un país tan lejano, los médicos de oriente tendrían una solución antes de que se esparciera; nada más lejos de la realidad.
En poco tiempo, el SARS-COV-2 brincó las fronteras de China y, desde acá, sólo veíamos lo inevitable: cómo el nuevo coronavirus poco a poco se acercaba a nuestro país. Y así fue; el 27 de Febrero de este año se detectó el primer caso en México. Dos días después (el 29 de Febrero) el primero en Coahuila. Para el 30 de Abril, es decir un poco más de un mes de la primera infección en territorio nacional, el virus se abrió camino a pasos agigantados llegando a una cifra de 19,224.
En tan sólo 32 días contábamos con una cifra de 1,859 defunciones causadas por COVID-19 y apenas comenzaba nuestro calvario, el cual para entonces no sabíamos que sería tal y seguíamos desestimando al bicho. 
Fue el 17 de Marzo cuando el brote de COVID-19 en la unidad 7 del IMSS en Monclova comenzó a incubarse: teníamos los días contados. Ese día ingresó el que después denominaron el paciente cero de la ciudad, un trailero que infectó a dos de los doctores de la citada clínica y ahí comenzó todo. Contagio tras contagio, comenzó la rápida propagación en la entidad, de la mano de la poca falta de seriedad en las prevenciones que se debieron tomar desde el inicio.
Así, Monclova se convirtió en el Wuhan de Coahuila, contando rápidamente con un incremento exponencial de infectados que en poco tiempo logró posicionar a la ciudad como uno de los focos más rojos del país. Enseguida las medidas preventivas arreciaron, cómo bien dicen: ya muerto el niño, se tapa el pozo.
Y fue así como el comercio cerró casi en su totalidad. Las empresas no esenciales cerraron sus puertas dejando a muchos trabajadores sin empleo o en el mejor de los casos con sueldos cercenados. El uso de cubrebocas y gel antibacterial  comenzó a normalizarse en todos lados hasta que aprendimos a vivir con ellos como parte de nuestra vida diaria.
Hace un año veíamos con incredulidad el nacimiento de una enfermedad infecciosa en algún lugar lejano de China. Hoy, los casos ya no los conocemos por infectar al primo de un amigo, sino en la vida propia, en el círculo cercano, en nuestros lugares de trabajo y entonces es cuando comenzamos a tomar las medidas que desde el inicio nos dijeron que deberíamos tomar. Los decesos comienzan a tocar puertas conocidas y la preocupación, ahora sí, se está volviendo real.
Ayer, el SARS-COV-2 apagó su primer velita y parece ser que apagará unas cuántas más. Por lo pronto sólo nos queda seguirnos cuidando, seguir previniendo, y aguantar a que una vacuna efectiva comience a distribuirse en el sector salud. Lo que tenemos seguro es que debemos aprender a vivir con este nuevo inquilino que llegó para quedarse. El inquilino incómodo que ningún casero quiere, pero que es necesario. El inquilino que paga su renta de manera puntual y hasta por adelantado.
El día que menos espera uno, el virus nos alcanza y es natural, siendo que la vida tiene qué seguir, las empresas deben seguir laborando, las actividades no pueden detenerse. Aunque ser el bicho raro de la familia y de la sociedad por tener COVID, de verdad no es nada agradable, sin embargo es entendible. Así que a cuidarse.

Twitter: @rockrdz
E-mail: lrodriguez@eltiempomonclova.mx

 

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