Francia, que no impone pruebas de covid-19 a los viajeros que aterrizan procedentes de otros países europeos, quiere conseguir una armonización de las reglas en la UE y está extendiendo los test de antígenos en los aeropuertos.
Fuentes del Ministerio de Transportes indicaron este jueves a Efe que su voluntad es que la Unión Europea establezca una lista común de países desde los que habría que presentar una prueba negativa de coronavirus con carácter obligatorio.
Hasta que eso ocurra, Francia no impone pruebas a los que llegan desde el resto de los Estados de la UE, ni desde otros nueve países europeos (Andorra, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, el Reino Unido, San Marino, Suiza y el Vaticano).
Tampoco desde siete Estados de otros continentes con baja incidencia de la epidemia: Australia, Japón, Nueva Zelanda, Ruanda, Singapur, Corea del Sur y Tailandia.
Sí que se exige desde el miércoles una prueba negativa, realizada menos de 72 horas antes del despegue, a los procedentes de 18 países, entre los que figuran Estados Unidos, China, Marruecos, Argelia, Panamá, Ecuador, Rusia, Turquía o Ucrania.
Los que entran en Francia desde el resto del mundo, en caso de que no tengan un test realizado, al bajar del avión han de hacérselo en el aeropuerto y si el resultado es positivo deben mantener un periodo de aislamiento de siete días en sus casas o en el lugar que elijan para hacerlo.
El secretario de Estado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, dijo el martes que su objetivo es sistematizar los test de antígenos para los pasajeros a su llegada a los aeropuertos del país.
Por el momento, hay tres aeropuertos en los que ya se pueden realizar esas pruebas, el de Niza desde finales de octubre y los dos de París: Orly desde el 6 de noviembre y Charles de Gaulle desde hoy.
El grupo Aeropuertos de París (ADP) ha firmado un acuerdo con la empresa Cerballiance, que se encarga de realizar los test de antígenos en sus plataformas pero que permite también a sus pasajeros hacerse pruebas PCR los días previos al viaje en los laboratorios que tiene la compañía.
La Seguridad Social francesa asume el coste de estas pruebas, incluso para los pasajeros extranjeros que no estén cubiertos.