SAN JUAN, 9 noviembre.
La primera ronda de vacunaciones contra el coronavirus SARS-CoV-2 en Puerto Rico podría iniciarse antes de que termine el presente año, según informó este lunes el ayudante general de la Guardia Nacional en la isla caribeña, general José Reyes.
El funcionario destacó que esa proyección toma como referencia la producción masiva de las vacunas de la empresa farmacéutica Pfizer, que este lunes anunció la entrada en una tercera fase de estudio de su vacuna junto a BioNTech.
Los participantes no han sufrido problemas de salud, según la farmacéutica.
Reyes destacó que Pfizer ya está en la tercera fase y que de 42.000 personas a las que se les suministró la vacuna ya 35.000 recibieron una segunda dosis.
Recordó que el Gobierno federal tomó la decisión de ordenar la producción de cerca de 100 millones de vacunas con una inversión cercana a los 12.000 millones de dólares.
Reyes subrayó que los laboratorios están tratando de ser proactivos y que, si se aprueba la vacuna en esa primera fase de distribución, cerca de un millón de dosis llegarían a Puerto Rico.
Indicó que se espera que en las próximas semanas se completen los estudios, seguido por la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) y que entonces esas vacunas lleguen a Puerto Rico.
Destacó que la expectativa es de que todo ocurra antes de fin de año, según asegura el Departamento de la Defensa.
"Esa distribución sería en algún momento de diciembre, no más tardar de enero, sujeto a que tenga todas las aprobaciones de la FDA, que no va a dar una certificación a menos que la vacuna sea súper segura. Puerto Rico puede tener esa tranquilidad", sostuvo.
Recordó que el plan establecido en Puerto Rico es que los primeros en vacunarse serán miembros del personal médico en hospitales y después ancianos, en un plan coordinado por el Departamento de Salud y la Guardia Nacional con instituciones hospitalarias.
Pfizer y Biontech indicaron que la vacuna que están desarrollando contra el SARS-CoV-2, causante de la covid-19, protege al 90 % de las personas que participan en la tercera fase de su ensayo clínico.