Washington/Wilmington.- El candidato demócrata Joe Biden se convirtió este sábado en el presidente electo de EE.UU., después de que las proyecciones de los principales medios de comunicación le dieran como ganador en las elecciones, y se presentó en su discurso de la victoria como el líder conciliador que buscará acabar con la polarización en el país.
Lo dijo simple y llanamente: "Este es el momento de sanar en Estados Unidos".
El que fuera vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) compareció ante cientos de personas en un escenario instalado al aire libre en Wilmington (Delaware), ciudad donde reside.
En contraste con la retórica agresiva del presidente saliente, Donald Trump, que no ha reconocido aún su derrota, Biden adelantó que planea ser un líder que no busque la división sino la unidad, que no diferencie entre "estados rojos y estados azules", en referencia a los colores del Partido Republicano y el Demócrata.
"Dejemos que esta sombría era de demonización en Estados Unidos comience a terminar aquí y ahora", invitó el político demócrata, quien prometió trabajar con todo su corazón y con confianza en toda la gente.
RECONSTRUIR LA COLUMNA VERTEBRAL DE EEUU: LA CLASE MEDIA
Biden adelantó que quiere "restaurar el alma de EE.UU. para reconstruir la columna vertebral de esta nación, la clase media, y para hacer que EE.UU. vuelva a ser respetado en el mundo de nuevo".
En esa línea conciliadora, tendió una mano a los seguidores de Trump: "A todos ustedes que votaron por el presidente Trump, entiendo su decepción, yo mismo he perdido un par de veces, pero ahora démonos una oportunidad los unos a los otros, ya es hora de apartar la retórica estridente, bajar la temperatura, vernos los unos a los otros y escucharnos de nuevo".
Biden utilizó su discurso para calmar los ánimos divididos, pero también para esbozar cuáles serán sus prioridades, la primera de ellas la lucha contra la pandemia de covid-19, pero también acabar con el racismo sistémico, la crisis climática y volver a la prosperidad económica.
En ese sentido, adelantó que el lunes nombrará a un grupo de científicos y expertos como asesores para la transición en el poder con el fin de transformar los planes de su campaña en un proyecto de acción que comenzará el 20 de enero de 2021, basado en la ciencia, para acabar con la pandemia.
El veterano político demócrata fue interrumpido varias veces en su discurso por los gritos de júbilo de los congregados en Wilmington, algunos de los cuales acudieron en sus propios vehículos e hicieron pitar las bocinas.
De hecho, el padre de Biden fue un vendedor de automóviles que solía prestar a su hijo algunos de los coches más populares. Y una de las posesiones más preciadas del demócrata es su Corvette Stingray de 1967, que recibió de su progenitor y, como digno heredero de él, hoy ofreció un discurso rodeado de vehículos tocando las bocinas.
HARRIS ABRE PASO A OTRAS MUJERES
Biden estuvo precedido en su discurso por la vicepresidenta electa, Kamala Harris, quien celebró su elección como primera mujer que llega a la Casa Blanca en la historia y se comprometió a romper barreras para que otras puedan llegar a ese cargo.
Vestida de blanco, como las sufragistas, el mismo año en el que se cumplió el centenario del derecho de las mujeres a votar en EE.UU., Harris dio el toque emotivo de la noche, cuando aseguró que aunque ella será la primera en el cargo no será la última: "Porque cada niña pequeña que nos está viendo esta noche ve que este es un país de posibilidades".
Y homenajeó a las "generaciones de mujeres, mujeres negras, asiáticas, blancas, latinas y nativas estadounidenses de toda la historia, que han abierto el camino para este momento de esta noche".
"Mujeres que lucharon y sacrificaron tanto por la igualdad, la libertad y la justicia para todos, incluidas las mujeres negras, a las que a menudo no se tiene en cuenta, pero que a menudo demuestran que son la columna vertebral de nuestra democracia", agregó.
Biden y Harris se convirtieron en la mañana del sábado en presidente y vicepresidenta electos de EE.UU., tras cuatro días de escrutinio agónico después de las elecciones del martes, que hacían presagiar que el cómputo podría eternizarse en varios estados clave.
Sin embargo, poco antes de las 11:30 de la costa este (16:30 GMT) las principales cadenas de televisión emitían sus proyecciones que daban como ganador al candidato demócrata, después de que ampliara su ventaja en Pensilvania en más de 30.000 votos sobre Trump.
TRUMP, ENROCADO EN NO QUERER RECONOCER LA DERROTA
Mientras, el presidente saliente sigue sin reconocer su derrota y advirtió en un comunicado de su campaña que "la elección está lejos de haber finalizado", además de criticar que Biden se haya "apresurado" a reclamar la victoria "falsamente".
En un tuit posterior, Trump insistió en que había ganado los comicios y reiteró sus acusaciones sin pruebas de que hubo irregularidades.
Más allá de los cruces de acusaciones, las ciudades donde hay una mayoría demócrata, como Washington, Nueva York o San Francisco se convirtieron en toda una fiesta con ríos de gente inundando sus calles y gritando "Trump estás despedido", la mítica frase que el magnate pronunciaba en el programa "The Apprentice".