Sandro Cohen ingresó al hospital el 13 de octubre por una tos que al poco tiempo le fue diagnosticada como Covid-19.
Sandro Cohen, el poeta, traductor y editor que falleció el pasado miércoles a las 10 de la noche por complicaciones derivadas del Covid-19, se fue a los 67 años de edad dejando un sinfín de proyectos pendientes y obras inconclusas, pero con la fortuna del deseo cumplido aún en medio de esta pandemia: fue sepultado en un panteón judío, con el rito judío como él siempre quiso.
"Él siempre pidió eso y me alegro mucho habérselo podido otorgar; también me alegro de ver que hasta su último momento recibió el cariño de una comunidad religiosa, de profesores y de alumnos", dijo su esposa, la escritora Josefina Estrada, a EL UNIVERSAL, luego de haber sepultado al autor en el panteón judío Bet-El, este jueves, en una íntima despedida en la que estuvieron los tres hijos de la pareja, los dos nietos y sus dos más cercanos amigos.
"Todos hicimos todo para que Sandro tuviera lo mejor, y lo tuvo, siempre lo dije, él estaba en las manos de sus médicos y en las de Dios, por supuesto; fueron 22 días de hospitalización. Hoy (jueves) lo sepultamos a las 3 de la tarde en el Panteón Bet-El, de la comunidad del rabino Marcelo Rittner, él es nuestro rabino y nos conocemos hace más de 30 años, hicimos muchos proyectos juntos, Sandro con él y él me allanó el camino, muchos caminos en este proceso, fue una guía espiritual", afirmó Estrada.
Pese a las dificultades y cuidando todas las medidas sanitarias, Sandro Cohen fue despedido como él quería y como casi parecía imposible en medio de esta emergencia sanitaria y siendo una víctima del Covid-19.
La comunidad Bet-El allanó todo el camino, un integrante de la comunidad fue a recoger el cadáver, se llevó al cementerio e hizo la gestión para la inhumación. "Cuando nosotros llegamos ya estaba sepultado, nos acompañó un rabino, no pensé que nos acercaran a la tumba, pensé que sería solo en la capilla, pero no, nos llevó a la tumba, frente a la sepultura, ahí dijo todos los rezos, todas las palabras, mi hija leyó un poema que se llama 'Despedida' de su libro Línea de Fuego, una amiga puso la música clásica que Sandro pedía para sus cursos y lo despedimos; ese fue un momento dramático donde me quebré, pero me quebré una vez más como tantas veces me quebré durante estos días", contó Josefina Estrada.
Todos se quebraron al escuchar la música que Sandro escuchaba e incluso interpretaba, porque sabía tocar el piano, el acordeón, la guitarra y el ukulele. "Sandro no se va a ir nunca, por su trabajo y por lo que deja, claro que me da mucho coraje, pero todos sabemos que vamos de paso... pero creo que él 20 añitos más bien los pudiera haber podido vivir muy bien".
En 2016, en una lectura para la Revista de la Universidad de México de su antología personal Quintaesencia, Cohen dijo que "la poesía es como la pintura, como la música, tiene muchos secretos, y si uno no se da cuenta de cómo tener acceso a esos secretos, no los puede apreciar… hay que escuchar la poesía que es música, así empieza el poema a soltar sus secretos".
Poeta, maestro y editor
Cohen nació en Newark, Nueva Jersey, el 27 de septiembre de 1953, llegó a México en 1973 y se naturalizó mexicano en 1982. Estudió la maestría en Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad de Rutgers y obtuvo el doctorado en la UNAM. Coordinó talleres de Poesía en el del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y la Universidad Autónoma Metropolitana, donde fue profesor titular de tiempo completo durante 40 años.
"Sandro fue un hombre congruente, loco, enamorado de la vida, un hombre muy valioso, al que lo apasionaba todo. Siempre es lamentable cuando se va un hombre de tanta valía, y claro por un lado nos deja un hueco, pero también nos deja un ejemplo. Yo fui muy feliz con él 40 años, nos faltó un mes, el 12 de diciembre cumplíamos 40 años de compañeros de vida", afirma Josefina Estrada.
La escritora y periodista reitera que la felicidad no depende de nadie y que Sandro Cohen fue muy feliz, pero si algo lamenta tremendamente es ya no tenerlo en presencia y que su nieto pierda al abuelo.
"Mi nieto lo amaba porque Sandro habla en inglés, canta, baila, toca el piano, hace voces y el niño fascinado; eso sí es lamentabilísimo, pero me quedo yo también con mi nieto, con nuestros hijos y con mucho trabajo por hacer, el mío personal y el del curso de redacción, el que se da línea y que veremos si continúa su hija Yliana, que es una magnifica maestra, estaban haciendo libros en coautoría hay que ver qué tanto avanzaron".
El 23 de octubre de 2019, durante el homenaje que Sandro Cohen recibió en Bellas Artes por los 40 años de trayectoria poética, el poeta y ensayista Armando González Torres dijo que Cohen era un gran trabajador a favor de la escena cultural mexicana: "Es un editor arriesgado y generoso, crítico, novelista, antólogo y para muchos escritores que venimos en las generaciones ulteriores, un maestro extraordinario, tan severo como bondadoso".
Y es que Cohen fue también cronista, ensayista y narrador, autor de Autobiografía del infiel, Los cuerpos de la Furia, Línea de fuego, Corredor nocturno, Desde el principio y Tan fácil de amar y del emblemático libro Redacción sin dolor, y durante 10 años mantuvo vivo su proyecto Editorial Colibrí, donde publicó a grandes poetas.
Sandro Cohen ingresó al hospital el 13 de octubre por una tos que al poco tiempo le fue diagnosticada como Covid-19.
Su estado de salud parecía mejorar, el pasado lunes 1 de noviembre había sido desintubado y mostraba una ligera mejoría pero seguía delicado y con respiración asistida. El miércoles su cuerpo ya no resistió luego de 22 días de dar la batalla y protagonizar tres campañas, dos para recaudar fondos para cubrir los gastos hospitalarios que superan el millón de pesos; y una para donadores de sangre.
Al escritor que definen como un amoroso padre, dedicado profesor, gran amigo y apasionado amante de la bicicleta, tanto que su hija Leonora y su esposa, Josefina Estrada, señalaban orgullosas que si se pudiera medir su pedaleo, Sandro le había dado dos vueltas al mundo: le sobreviven además Yliana y Nathanael, así como dos nietos.
"Sandro seguirá con nosotros, seguirá su pasión por la vida y su travesura", señala Estrada.