Al menos 95 líderes sociales fueron asesinados entre enero y junio de este año en Colombia, periodo marcado por el confinamiento contra la pandemia de coronavirus, según un informe presentado este martes.
A esa conclusión llegó el informe semestral del programa no gubernamental Somos Defensores, titulado "El virus de la violencia", según el cual las medidas de aislamiento social para mitigar la covid-19 no impidieron las acciones violentas contra los líderes sociales sino que, por el contrario, estas se recrudecieron.
"En este lapso los asesinatos en su contra aumentaron en la alarmante cifra de un 61 % en comparación con el mismo periodo del año anterior, de los cuales el 48 % del total se produjo en etapa de confinamiento", señaló el informe.
En el primer semestre de este año también aumentaron los atentados y desapariciones forzadas, al igual que las agresiones contra la libertad, como detenciones arbitrarias y las judicializaciones.
En total, Somos Defensores documentó 463 agresiones contra 452 líderes, esto debido a que algunas personas fueron víctimas de más de una.
Esa cifra es superior a las agresiones registradas durante el primer semestre de 2017, cuando fueron contabilizadas 336, y a las 397 del mismo periodo de 2018, pero inferior a las 591 de 2019.
La organización advirtió, sin embargo, que la cifra de este año puede ser mayor si se tienen en cuenta las dificultades para hacer monitoreo en algunas regiones debido a las restricciones de movilidad por la pandemia.
El único tipo de agresión que registró una disminución entre enero y junio fueron las amenazas, con 274 casos y una reducción del 43 % respecto al periodo anterior cuando se documentaron 477.
"La reconfiguración de las violencias y del conflicto armado los ha dejado expuestos a diversos intereses, así como a la dinámica derivada de las economías regionales, sean estas legales o ilegales, y en el marco de contextos locales muy complejos, que los ubica en medio de disputas territoriales y por el control social", explicó Somos Defensores sobre los asesinatos de líderes.
La organización reiteró que los defensores son blancos más fáciles para las bandas armadas, ya que muchos de ellos fueron asesinados en sus propios hogares e incluso en presencia de sus familiares.