Tras su triunfal paso por España
El pasado día 14 regresó a México el matador mexiquense Ernesto Javier Calita, luego de haber toreado el 12 en Toledo, España; el diestro fue el único azteca con doctorado en haber actuado en la Iberia post-pandemia y en total haber sumado cinco corridas de toros en los momentos más álgidos para la fiesta brava hispana.
Derivado de la crudeza en cuanto han crecido las restricciones para la fiesta brava de aquel lado del mar –más por temas políticos en contra del espectáculo taurino–, Calita perdió seis corridas más, por lo que finalmente decidió regresar a la patria y comenzar a sumar campaña.
Entre su periplo europeo, a destacarse como mexicano echando el carro español adelante para reactivar la fiesta, el mexiquense enfrentó el primero de septiembre en Almoguera –provincia de Guadalajara– a la mítica ganadería de Miura, la dehesa más temida históricamente desde aquella tarde trágica en Linares, cuando Islero cortó la vida al maestro Manolete, ni hablar de otras tardes trágicas como en la que otro toro dejó parapléjico a Nimeño y éste terminó pegándose un tiro en la cabeza. Miura es sinónimo de gesta y esta hazaña Calita decidió hacerla para engrandecimiento de su palmarés, dando la cara como guerrero azteca, sin echar paso atrás y dando el pecho.
“Estos toros te cambian la perspectiva, pero te cambia más la técnica; como mexicano es un orgullo decir que maté esta corrida tan emblemática en España, pero en lo personal me hubiera gustado salir a hombros. No obstante, en mi carrera queda el hecho de haber lidiado un hierro que ha marcado época en la fiesta de los toros”, destacó el matador.