Bélgica anunció este viernes un toque de queda entre la medianoche y las cinco de la mañana y el cierre durante un mes de todas las cafeterías y restaurantes para intentar frenar la escalada de casos de coronavirus, que le sitúan como segundo país con más incidencia de covid de la Unión Europea.
"Nos damos cuenta de que estas medidas son duras y que habrá quien piense que no son justas, pero este virus no es justo. No nos afecta a todos, pero afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables", dijo en rueda de prensa el primer ministro, Alexander De Croo.
Las nuevas restricciones, que entrarán en vigor el lunes próximo, se decidieron en un comité de concentración con los responsables políticos federales y regionales, al que no pudo acudir la ex primera ministra y actual titular de Exteriores, Sophie Wilmès, quien poco antes tuvo que entrar en una cuarentena preventiva al notar síntomas sospechosos.
El primer ministro advirtió de que las cifras que registra Bélgica en la actualidad "son peores que en marzo y abril" y afirmó que la única misión del Gobierno ahora es hacer bajar las cifras, pero pidió "ponerse en guardia para recibir malas noticias" ya que "en los próximos días seguirán subiendo".