Johnson & Johnson dio a conocer este lunes que suspenderá temporalmente los ensayos de su vacuna contra el Covid-19 por desarrollarse una enfermedad inexplicable en uno de los voluntarios; sin embargo, esta farmacéutica no es la única que ha enfrentado resultados adversos en sus pruebas finales.
Un ejemplo es el proyecto de vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, pues hace unas semanas detectó enfermedades poco comunes en dos voluntarios después de colocar la dosis contra el coronavirus. En el primer caso, se confirmó que la voluntaria desarrolló mielitis transversa, una inflamación en la médula espinal que puede ser grave, reportaron agencias internacionales.
En el segundo voluntario, se presentó una enfermedad neurológica "inexplicable", sin que haya evidencia suficiente de que esté relacionada con el ensayo.
Tras estos casos, las pruebas fueron suspendidas mientras se hacían investigaciones, pero el comité independiente señaló que es poco probable que los males estén ligados a la vacuna, por lo que recomendó retomarlas.
Los ensayos se reanudaron en Reino Unido y otros países, pero se mantuvieron suspendidos en Estados Unidos.
Además, la semana pasada, este mismo laboratorio informó que un enfermero español que participa como voluntario en los ensayos de la vacuna contra el Covid-19 dio positivo a la enfermedad.
Joan Pons, residente en el Reino Unido, explicó que comenzó a sentirse mal el jueves, con los síntomas clásicos de un resfriado, pero que al someterse a la prueba PCR se sorprendió al ver que era positivo.
Cabe destacar que hace unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró que China y Corea del Sur se unieran a la red COVAX, diseñada para financiar la investigación de vacunas contra el Covid-19 y garantizar que de ser descubiertas sean distribuidas en todo el planeta.
Nueve candidatas a vacuna se han unido a esta red, entre ellas dos que se encuentran en la última fase de experimentación: la estadounidense Moderna y la británica AstraZeneca junto a la Universidad de Oxford.
Otros laboratorios comprometidos, pero con investigaciones menos avanzadas, son los estadounidenses Inovio y Novavax, el alemán CureVac, el Instituto Pasteur francés en alianza con Merck (EEUU) y Themis (Austria), el chino Clover Biopharmaceuticals y los de las universidades de Hong Kong y Queensland (Australia).