Trump no intentó ganar más votos. Se apegó a su discurso, apelando exclusivamente a la base que ya tiene segura, leal.
El debate entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden se esperaba rudo. Pero lo que se vio, durante hora y media, fue un intercambio de insultos y gritos que el moderador Chris Wallace poco pudo controlar.
En un país sumido en una crisis de liderazgo, los votantes no pudieron la noche de este martes, escuchando a los candidatos, hacer una comparación de ideas o de programas. Biden calló a Trump. Trump calló a Biden. El demócrata llamó al republicano "el peor presidente en la historia de Estados Unidos". Éste reviró tachando al primero de "socialista" que no tiene "nada de inteligente".
Trump no intentó ganar más votos. Se apegó a su discurso, apelando exclusivamente a la base que ya tiene segura, leal.
Biden desaprovechó varios momentos para resaltar los temas que tienen al magnate contra las cuerdas: el manejo de la pandemia, la vacante en la Corte Suprema y las revelaciones sobre el pago de impuestos de Trump, donde se esperaban los ataques más duros de su parte.
A decir por lo que se vio en el debate, los votantes indecisos seguirán con las mismas dudas.
En contraste, lo que sí se vio es la tormenta que se avecina. Ante la posibilidad de que el conteo se prolongue, y no haya un ganador claro la noche del 3 de noviembre, o los días siguientes, Wallace, de Fox News, preguntó si respetarán los tiempos y resultados de las elecciones: Biden dijo que sí. Trump se negó a hacerlo, atizando de nueva cuenta el fantasma del fraude electoral.