En la capital hay seis antimonumentos más instalados por movimientos sociales, sobrevivientes y familiares de afectados por la violencia.
En la Ciudad de México, desde 2015, diferentes movimientos sociales han ocupado espacios urbanos con antimonumentos, para recordar y exigir justicia por las víctimas de hechos violentos en el país. En total son siete.
Son representaciones por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en memoria de los niños que fallecieron en la Guardería ABC, la Antimonumenta frente a Bellas Artes por los feminicidios y violencia contra la mujer, e incluso, 72 migrantes muertos en San Fernando.
Para una joven del Colectivo Marabunta, quien prefirió mantenerse anónima, el derecho a la protesta es fundamental, por ello, en 2019 asistió y ayudó a la instalación de la Antimonumenta.
Aseguró que la experiencia de irrumpir en espacio público fue muy satisfactoria y le dio una sensación de poder, pues para los familiares de las fallecidas, las feministas representan una voz.
En la capital hay seis antimonumentos más instalados por movimientos sociales, sobrevivientes y familiares de afectados por la violencia.
El primero en colocarse fue la estructura con 43+, en representación de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa que desaparecieron en 2014. Se instaló en 2015 por los padres de los jóvenes sobre Paseo de la Reforma.
En junio de 2017, los padres de 49 niños que perdieron la vida en un incendio en la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, en 2009, pusieron un memorial afuera de las oficinas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Reforma.
El 5 de enero de 2018 fue instalado un antimonumento en forma de T, frente al Caballito, para exigir la aparición de David Ramírez y Miguel Rivera, dos jóvenes que fueron secuestrados en una carretera de Guerrero cuando se dirigían a vacacionar en Ixtapa Zihuatanejo.
Para el noveno aniversario de la explosión de la mina de Pasta de Conchos, en febrero de 2018, en la que fallecieron 65 trabajadores, los familiares colocaron un +65 frente a las instalaciones de la Bolsa Mexicana de Valores.
En una jardinera del Zócalo, para recordar a los estudiantes de la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968 se instaló también un memorial, impulsado por el Comité 68, sobrevivientes y familiares en el 50 aniversario.
El pasado 23 de agosto, un antimonumento en forma de +72 fue instalado frente a la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México, para reclamar justicia por los 10 años de la masacre de migrantes en San Fernando, Tamaulipas.
"Se trata de una resistencia y más que eso, no sólo es para que la población no lo olvide, es un constante recuerdo a los gobiernos que la migración es un tema con el que siguen en deuda porque los migrantes son invisibilizados", dijo en entrevista Atala Chávez, directora el Instituto de Investigación y Práctica Social y Cultural A.C.
Al respecto, Alfonso Díaz Tovar, doctor en antropología visual y psicología social, comentó que la importancia de los antimonumentos recae en el esfuerzo colectivo que hacen aquellos que se empatizan con una causa, con recursos propios sin estar a expensas del Estado, generando una contranarrativa.C