El expresidente reconoció que se enfrenta el peor desastre económico de la historia
CIUDAD DE MÉXICO.- El expresidente de México Ernesto Zedillo dijo que ante una crisis la responsabilidad de un estadista es tomar decisiones difíciles que no son muy populares, pero sí necesarias.
"La responsabilidad del estadista es pensar las cosas muy bien y decir: Aquí lo que importa es que el problema se enfrente con éxito y no fijarse que si la decisión que se va a tomar va a causar un problema de impopularidad o de inconformidad", manifestó.
Durante su participación en la Cumbre Inmobiliaria Incon 2020, afirmó que cuando se enfrenta una crisis "hay que hacer lo que se tenga que hacer", pues los frutos se verán a largo plazo. Al hablar sobre el mundo y la región de América Latina en el otoño de la pandemia, indicó que en los últimos meses inició la recuperación, lo que se reflejará en los nuevos pronósticos de los organismos multilaterales surgidos de Bretton Woods, que serán menos catastróficos.
Zedillo afirmó que en los últimos meses lo que hemos estado padeciendo ha sido el peor desastre económico desde la tercera década del siglo pasado, la de la Gran Depresión.
Señaló que la pandemia de COVID-19 es la causa inmediata de esta "tragedia económica", aunque prácticamente, casi por definición, todas las crisis económicas tienen un elemento de sorpresa, la actual supera incluso las predicciones más sombrías que cualquier persona podría haber hecho a principios de año.
Ante ello, dijo que hay que tomar decisiones muy difíciles, que a algunas personas les van a molestar mucho porque no están de acuerdo o incluso porque sus intereses se van a ver afectados.
"Puede ser que los resultados de esas acciones no puedan verse de inmediato, que puede incluso parecer que esas acciones que son respuesta a una crisis es lo que está causando el dolor, los problemas de la gente", ponderó.
El profesor de Yale contó que cuando concluyó su mandato como presidente de México un amigo le mostró los indicadores de aprobación que le favorecen.
Pero al seguir la gráfica se fijó que en abril de 1995 se tuvieron que tomar decisiones increíblemente difíciles que fueron "tragos amargos para unos porque se van a sentir mal", donde las consecuencias no serían tan negativas si no se actúa.
En ese entonces relató que tuvo una desaprobación alta como presidente mucho mayor a la tasa de inflación anualizada, algo lógico porque se tomaron medidas de finanzas públicas de contracción del gasto, elevación de precios y tarifas, reestructuraciones, negociaciones para tener recursos para frenar la quiebra. "Nada de eso era popular", reconoció. "Si uno no hace nada, a lo mejor la gente no se siente mal contra uno, pero se sienten muy mal en relación con la situación que tiene el país", advirtió.
Pero en su caso confesó que fue más satisfactorio lo que hizo durante la crisis del 95 -conocida como "efecto Tequila"- porque cumplió con su deber. "Tomar las decisiones para que el país no se destruyera", justificó.
RECUPERACIÓN PRESENTE
El exmandatario coincidió en lo que perciben algunos analistas con la reapertura de las actividades productivas en el mundo.
"Vemos que es mejor a lo que ocurrió en el último trimestre respecto a marzo, cuando se vio el mayor desastre, veremos mejores cifras para el tercer trimestre también en nuestra región, si bien un freno a la caída libre nos pondrá en mejores cifras, pero desgraciadamente para el año en su conjunto se ha ido deteriorando", señaló.
Afirmó que esto significa que efectivamente en junio, julio y agosto hemos visto cierta recuperación.
Estableció que si bien el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial mejorarán las perspectivas en los informes que se den a conocer en el marco de la reunión anual de otoño, no serán las mejores.
Incluso compartió la creencia de que hoy en día un epidemiólogo puede predecir mejor la recuperación que un economista.
"Estamos atenidos a la ciencia de la epidemiología para saber qué pueda pasar con la economía", admitió.
EPISODIOS VERANIEGOS
Consideró como algo interesante ver cómo los índices de producción y los resultados de las empresas que reportan públicamente eran preocupantes, sin embargo, se vio una exuberancia en las bolsas de valores.
"Estos episodios veraniegos de exuberancia en esas bolsas, en esos mercados, están lejos de ser justificados, de hecho, pienso que rozan en lo irracional", estimó.
Advirtió que están pasando por alto que el fin de la pandemia claramente no está a la vista, ante rebrotes de contagios y los nuevos confinamientos.