Enjuiciando a los predecesores
El día de ayer, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, dejó entrever que enviará una solicitud al Senado de la República en la que propone que la población decida si cree oportuno enjuiciar a los últimos cinco mandatarios del país.
Así, desde la época de Salinas de Gortari, hasta la administración de Peña Nieto estarían bajo la lupa cada uno de ellos buscando enjuiciarlos a través del voto ciudadano.
La sola idea definitivamente se antoja como una incongruencia total, dejando ver que no hay un plan concreto para levantar juicios políticos de la manera adecuada.
Felipe Calderón no perdió oportunidad y de inmediato emitió su opinión sobre tal iniciativa afirmando que, si el jefe del ejecutivo tiene pruebas en su contra, que las presente sin necesidad de una consulta para enjuiciarlo.
Su respuesta es de lo más lógica; cuando existe algo que incrimine a alguien, llámese como se llame, ¿qué necesidad de someter a votación la exposición de las pruebas?
La manera en que nuestro actual presidente quiere cazar a sus antecesores es un claro ejemplo de lo que no debe hacerse en una administración de ningún nivel, pero mucho menos en el Federal.
Cierto es que de las administraciones en cuestión (aún cuando hayan pasado más de 30 años) hay muchas dudas y muchas otras cosas qué aclarar.
Fondos desviados, obras inconclusas y sobrevaloradas, desapariciones masivas, asesinatos, guerras innecesarias y un largo etcétera que llena la lista de casos sin esclarecer, desde tiempos inmemorables.
La impunidad que durante años se ha tenido en el país es clara, irrefutable y latente.
Sin embargo, si se quiere comenzar una acción penal en contra de alguien hay que tener los pelos de la burra en la mano, no preguntándole a la ciudadanía si ‘creen’ que es oportuno.
En la opinión de un servidor este tipo de acciones sólo dan herramientas a quienes no empatizan con su gobierno, para que continúen con la misma postura y además que su credibilidad vaya en picada, provocando también que sus simpatizantes comiencen a dudar sobre la capacidad del mandatario.
Su argumento fue el siguiente: “Esto lo vengo planteando desde hace mucho tiempo, para que no quede duda, que lean mi discurso de toma de posesión, no es una ocurrencia”.
Y aún cuando esto tenga la total pinta de una ocurrencia, la solicitud ya está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y nos queda a ver dónde termina este circo.
Por su parte, hasta el momento, los demás exmandatarios no han emitido su opinión y esa parece ser una reacción más adecuada.
Tal parece que la prudencia está peleada con Andrés Manuel, o por lo menos así lo ha hecho notar en varias de sus declaraciones y acciones a lo largo de su mandato.
Todo esto justo el día del Grito de Independencia que este año, como ya todo lo demás, también será virtual.
Por esto y por muchas cosas más:
¡Viva México!
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