Más de dos millones de alumnos comenzaron hoy el retorno progresivo a las clases en Túnez tras seis meses de vacaciones forzadas y pese al alza del número de contagios por coronavirus, que deja un balance oficial de cerca de 7.400 casos positivos y 117 fallecidos.
Según el último informe del Ministerio de Sanidad- que denuncia en las últimas semanas retrasos de más de 48 horas en la publicación de las estadísticas oficiales- el país registró entre el 11 y el 12 de septiembre un total de 747 nuevos casos y siete decesos.
Los estudiantes de primaria fueron los primeros en estrenar hoy el año escolar, cuyo protocolo de prevención se basa en dividir a las clases en grupos de un máximo de 18 personas que alternarán su presencia cada dos días y con el uso obligatorio de la mascarilla para los mayores de doce años. Además, se llevará a cabo la desinfección de las zonas comunes al menos una vez al día.
Sin embargo, las autoridades de varias provincias del país anunciaron ayer a última hora el aplazamiento de una semana ante el aumento del número de casos locales.
El Observatorio Nacional de Enfermedades Nuevas y Emergentes informó de que se suspenderán las clases y realizarán test de detección a alumnos y profesores de aquellas aulas que hayan registrado al menos tres casos positivos. Si se detectan contagios en tres aulas diferentes, el establecimiento será cerrado durante 14 días.
El ministro de Educación, Fethi Salaouati, reveló que al menos 461 establecimientos en el país no disponen de acceso al agua potable y se comprometió a instalar una cisterna de agua, además de proveer a las familias con menos recursos de mascarillas, gel desinfectante y termómetros.
Por otro lado, el responsable admitió que la partida destinada a su departamento no permite realizar las reformas necesarias en unas infraestructuras precarias, por lo que cuenta con la ayuda de la sociedad civil y las autoridades regionales.
En declaraciones a la prensa local, el coordinador nacional del colectivo "Padres descontentos", Hassen Chouk, acusó a los sindicatos de enseñantes de impedir sistemáticamente que los padres se constituyan como asociación y propuso medidas como el padrinazgo de establecimientos escolares por parte de empresas públicas y privadas, que obtendrían ventajas fiscales como contrapartida.
El poderoso sindicato de educación secundaria criticó, por su parte, la falta de presupuesto para aplicar el protocolo sanitario, "ausente en el 90 % de los colegios", y la escasez de material de protección, costeado por el propio personal.
"El fracaso del año escolar tendrá un coste considerable: el 93 % del presupuesto del Ministerio de Educación, es decir, 500 millones de dinares (155 millones de euros), se irán al traste", afirmó su secretario general, Lasaad Yacoubi, en una entrevista concedida hoy a la radio nacional.
En los últimos días, la Sociedad Tunecina de Pediatría ha advertido de los peligros de una desescolarización prolongada, por lo que abogó por un pronto retorno a la normalidad y aseguró que, desde principios de septiembre, sólo se han registrado 248 contagios entre menores, todos ellos asintomáticos.
Tras más de tres meses de cierre de fronteras, el Gobierno tunecino anunció que el país deberá "convivir" con el coronavirus, ya que no puede permitirse un segundo confinamiento como otros Estados ante la falta de medios económicos. Se trata de una aguda crisis financiera agravada aún más por las consecuencias de la COVID-19, que ha reducido su PIB en cerca de un 22 % durante el último segundo trimestre del año con respecto a 2019.